La investigación, un trabajo arriesgado

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La satisfacción de conseguir un empleo es el impulso suficiente para que una persona se levante cada día por las mañanas. Un sueldo, reconocimiento, amigos, enemigos, esfuerzo, resultados, presión, miedo, angustia… Hasta qué punto puede un individuo llegar para desvelar la verdad.

Resulta difícil valorar el trabajo de un periodista de investigación sin conocer la experiencia personal e individual de este con respecto al caso que desentraña. El investigador tiene que asumir una preparación previa y mentalizarse para seguir o continuar indagando sobre el caso que pretende desvelar. Algunos abandonan y otros quedan marcados de por vida. Otros, incluso, pueden llegar a perder la vida en ello.

Cuánto está dispuesta una persona a arriesgar, por el noble acto de sacar a la luz los trapos sucios de una empresa, o los secretos más oscuros de un importante político. El periodismo de investigación se encarga de todo eso y aun así no percibe el reconocimiento que merece. Muchas veces un trabajo cae en el olvido una vez publicado, pero lo que verdaderamente se olvida es el nombre de los periodistas que se han jugado la vida por destapar la verdad.

Una reflexión se desprende de todo esto, y es que solo queda constancia en un papel sobre algo detallado y sintetizado por una persona. Enterrado y disperso queda el esfuerzo que hay detrás de ese documento final. Sepultado se halla el cuerpo de aquellos cuyo trabajo jamás pudo salir al alzarse el sol en el firmamento.

Razón: Artículo de opinión en el marco de la asignatura Periodismo de investigación sobre las dificultades para realizar esta importante tarea profesional.
Temática: Riesgos del trabajo periodístico.
Alumnos: Ángel Martínez Mínguez.
Curso: 2018-2019.
Asignatura: Periodismo de investigación.

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