No me llames fascismo, llámame Vox. A golpe de crítica

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Creíamos que estábamos evolucionando y dando un paso hacia adelante en lo que respecta a derechos y libertades sociales. Teníamos numerosas razones para pensar que comenzábamos a distanciarnos de aquella España casposa que a muchos nos avergüenza. Por ejemplo, hemos sido testigos de un histórico y multitudinario 8 de marzo, repleto de feministas exigiendo de forma pacífica un acercamiento hacia la igualdad de género, se ha considerado la posible exhumación de un dictador que hasta ahora ha descansado en un lugar de culto…pero, no nos engañemos, tan sólo eran alucinaciones, veíamos un bonito holograma.
Con las elecciones andaluzas, despertaron con fuerza quienes parecían dormidos. VOX, aquel partido de dudosa moral y que hasta ahora no era más que una mera anécdota, ha cobrado adeptos.

Si tuviese que definir en una sola palabra a VOX, lo haría con conceptos como incongruencia, intransigencia, misoginia o, incluso, fascismo.

VOX ha criticado ferozmente los lazos que unen a Podemos con Venezuela; han dejado más que claro que para ellos “los españoles son lo primero” y que no son muy afines a la inmigración, debido a que se identifican con la identidad cultural europea y “quieren preservarla”. Sin embargo, se ve que la globalización y las diferencias culturales no importan tanto cuando se trata de cobrar. Si la extrema derecha iraní, te ofrece un millón de euros para financiar tu partido de forma oculta para tus afiliados, cómo negarse. ¿Con qué credibilidad puedes posicionarte en contra de la corrupción cuando tu representante reconoció en su día haber recibido pagos de la trama Gürtel? El partido de Abascal apenas ha comenzado su rodaje y, sin embargo, ya apesta a corrupción. Tampoco nos debemos olvidar del extenso curriculum de Santiago en lo que respecta a vivir de lo público con puestos concedidos a dedo, ya que la cifra en términos monetario es cuanto menos relevante: un total de más de 685.000 euros, tal y como podemos ver en la gráfica elaborada por ElDiario.es.


Fuente: Diario.es

Dejando atrás lo que haya podido o no cobrar este señor, lo que sin duda es indignante es su posicionamiento e ideología con lo que respecta a la protección social de la mujer ante la violencia machista. Contamos con unos datos alarmantes de violencia machista, pero con VOX vivimos un negacionismo y un argumentario que se acoje a la existencia de denuncias falsas (0,01%) para derogar la ley de violencia de género. Es cierto que, a mi parecer, la ley de violencia de género no es del todo correcta, pero lo que necesitamos como sociedad es educación y lo menos apropiado ahora mismo es que alguien cuestione la veracidad de las víctimas por cuestiones de género.

Por otro lado, si este partido llegase al poder, el colectivo LGTB vería cómo muchos de los derechos logrados se esfumarían, ya que algunos continúan defendiendo que “el matrimonio es entre una mujer y un hombre”, o que -agárrate a la silla- los homosexuales son “todo vicio”.

Lo que más me molesta, es la impunidad de las continuas faltas de respeto e incitaciones al odio que llevan a cabo representantes de este organismo. ¿Por qué lo que para unos es castigado, en otros se defiende y escuda como “libertad de expresión”?

Debemos defendernos contra el retroceso. ¿Y cuál es el arma más poderosa en este caso? El voto.

Estamos ya más que acostumbrados a comentarios como “yo no voto porque todos los políticos son iguales”, sin embargo, también estamos hartos de escuchar quejas cuando x partido llega al poder. ¿Cómo pretendes que cambien las cosas si no te implicas lo más mínimo? ¿Con qué derecho te quejas de una mala gestión si no has sido un ciudadano participativo? ¿Por qué en España no valoramos como es debido el derecho a voto, a pesar de tener un pasado dictatorial tan presente? Y con esto no estoy defendiendo que la democracia existente en España sea precisamente lo idóneo. Es más, creo que estamos una vez más ante una especie de espejismo.

España sigue los pasos de EE.UU.

Son muchos los que han denominado a Santiago Abascal como el Donald Trump español. Sin duda, las similitudes son múltiples. Ambos coinciden en pensamiento, en radicalidad y en formas. Por ello, quizá como país, deberíamos analizar en profundidad lo sucedido con las elecciones estadounidenses.

Cuando Donald Trump llegó al poder, muchos se sorprendieron y se lanzaron sin dudarlo a las calles para mostrar su disconformidad. Lo mismo sucedió con las elecciones andaluzas.
Si actualmente accedemos a encuestas sobre la satisfacción que hay con respecto al gobierno estadounidense por parte de sus ciudadanos, veríamos que están de todo menos contentos. Sin embargo, debemos dar las gracias porque muchas de las propuestas de Trump finalmente no se han llevado a cabo -quizás le pudo la bravuconería, y ni tan siquiera él se creía sus propuestas-.

El uso de las “Fake News” también es una herramienta en la que coinciden. Como ya había adelantado, la moralidad de este partido es cuanto menos dudosa.

Seamos listos, veamos las incoherencias y huyamos de todo lo cercano a la historia dolorosa de España. Votemos por una democracia saludable.

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Razón: La antigua alumna Izaskun Martínez Oliden mantiene un interés especial por la actualidad política y ofrece su opinión al respecto en su sección A golpe de crítica.
Temática: Miedo al mal uso de la modificación genética.
Antiguo alumno: Izaskun Martínez Oliden.
Especialización: Grado en Publicidad y RR.PP y Grado en Periodismo en la UEMC.
Profesor responsable: Rosa María Arráez Betancort (Dpto. de Ciencias Sociales).

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