La transparencia más oscura

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Un tiempo atrás los medios de comunicación eran considerados el cuarto poder, sin ataduras más allá de las que los ligaban a sus fieles lectores. Puede sonar exagerado, pero hubo un momento en el que Gobiernos enteros podían ver firmada su sentencia de muerte a manos de un periodista. Sin embargo, los tiempos han cambiado, los periodistas ya no tienen ese poder, se han ocupado de atarlos de pies y manos y disfrazar esas ataduras de transparencia y verdad.

Los antiguos poderes han hecho una coalición y se han unido para derrocar al nuevo que venía pisando fuerte. El más antiguo de todos, el económico, ha ido tejiendo una red en la cual sin él ninguno de los anteriores se sostiene. Tras años de coleccionismo, al fin ve cómo su obra va estando completa, casi ningún medio de comunicación le falta. Una estudiada campaña de descrédito y unos aliados poderosos han provocado que no sean los ciudadanos quienes paguen por estar informados sino los grandes poderes económicos por controlar la información que corretea libremente por las calles.

Extraños compañeros de cama ha creado la aparición del cuarto poder, la política temblorosa no ha dudado en sumarse al plan de la economía, aunque siempre habían sido amigos, en los últimos tiempos se han vuelto inseparables porque saben que, si aúnan esfuerzos, son indestructibles. Que las batallas políticas se libren en los medios no supone ninguna novedad, sí lo supone el hecho de que paguen porque la arena en la que se van a llevar a cabo sea la más propicia para uno de los dos o para que el que gane sea aclamado y venerado y en caso de derrota se corra un tupido velo.

Hay un tercer poder que, aunque es tan antiguo como los demás, es un poco el friki de la clase. El poder social no es consciente de la fuerza que tiene ya que, si se analiza bien, son los dos anteriores quienes deberían temerle, pero, ironías de la vida, es el que vive asustado y a merced de los anteriores. Es un pequeño niño asustadizo al que sólo tuvieron que convencerle de lo malo que era el cuarto poder y ofrecerle dejarle jugar con ellos para que se sumara a este trío de ases.

En pleno siglo veintiuno la sociedad debe evolucionar, dejar de ser un infante para convertirse en una persona camino de ser adulta que no sea fácilmente manipulable. Cuenta con armas que todavía no se ha atrevido a empuñar pero el día que se atreva a desempolvar el espíritu crítico, la madurez y deje de engañarse con falsas ideas impuestas de transparencia y verdad, tal vez nos encontremos ante una nueva alianza entre dos poderes que equilibren la balanza, tal vez el periodismo no era la pieza que había temer y retirar sino la que hacía que los otros tres funcionaran.

Razón: Artículo de opinión en el marco de la asignatura Periodismo de investigación tras ver la película El Dilema (1999) de Michael Mann.
Temática: la importancia de que el poder social recupere la confianza en el periodismo.
Alumnos: Carmen Salamanqués Duque.
Curso: 2019-2020.
Asignatura: Periodismo de investigación.

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