Examen castrense. Crónica

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Los alumnos de la Academia de Caballería de Valladolid se disponen a realizar un ejercicio práctico. El escenario, el campo de maniobras de Renedo-Cabezón, situado a cinco kilómetros de la capital vallisoletana.

Tras el traslado al campo de maniobras, la mañana comienza en la tienda del puesto de mando. Desde allí cada alférez explica a los generales las estrategias que van a seguir. Gracias a estas explicaciones sabemos que en el ejercicio simulan una insurrección independentista que tienen que sofocar, entrenando ejercicios de acciones de retardo. Estas consisten en retrasar al enemigo y defender posición haciéndoles perder tiempo mientras se espera que lleguen los apoyos. Es un estilo de combate en inferioridad numérica. Se agradece el calor de las estufas del puesto de mando, porque fuera el viento y la lluvia hacen que la mañana sea fría.

El meteorólogo explica que el día anterior fue muy lluvioso y que hay que tener especial cuidado con el terreno que está lleno de barro. Las previsiones para este día, cuatro de abril, son lluvia escasa hasta las dos de la tarde, durante la tarde se espera el cielo despejado.

Cuando todos los alféreces han terminado de hablar, nos dividimos y cada uno se va con su grupo. El grupo al que acompaño este denominado equipo Delta, pero para las comunicaciones entre el grupo el nombre es Dragón. Está dirigido por el Alférez Yagüe y se compone de siete Transportes Oruga Acorazados (TOA), destinados al transporte de efectivos. Este tipo de vehículos fueron diseñados para la guerra de Vietnam y algunos de ellos todavía funcionan. Se siguen utilizando en el ejército para las maniobras debido a que son fáciles de manejar y tienen un mantenimiento barato. Estos vehículos están preparados incluso para desplegar un flotador y cruzar zonas inundadas o ríos.

Este grupo de TOA nombrado como Dragones se encarga de la retaguardia y realizarán movimientos de apoyo a los grupos que se encuentran en líneas del frente. Al comenzar el ejercicio, en la subida al páramo del campo de tiro Renedo-Cabezón, uno de los TOA se detiene sin conseguir reanudar el paso, por lo que sus tripulantes tienen que cambiar de vehículo. La mañana transcurre sin mayor sobresalto. El alférez Yagüe no tiene prevista ninguna parada por lo que alrededor de la una y media da permiso para ir comiendo.

En las primeras horas de la tarde la línea del frente se ve invadido por el enemigo en el flanco derecho y se necesita la ayuda de la retaguardia. Los TOA del grupo Dragones se alinean y el Alférez Yagüe ordena el avance en salto hasta establecer contacto con el enemigo. En el momento en que se establece contacto visual, las tropas son desplegadas y avanzan hacia el objetivo. La ayuda se realiza con éxito y los enemigos son neutralizados sin problemas y el grupo Dragones vuelve a su posición para cubrir la retaguardia.

Por la tarde para la lluvia y parece un día diferente al de por la mañana. El sol se deja ver entre la gran cantidad de nubes. A las siete de la tarde nos detenemos en una zona con algunos pinos. Los soldados se despliegan y los conductores pueden descansar y salir de su asiento. Al rato avisan de un ataque aéreo. Todos vuelven a los TOA y se aparcan debajo de la masa de pinos. Las órdenes son que nadie salga de los vehículos hasta nuevo aviso. Pasada la media hora de espera, el grupo Dragones se vuelve a poner en marcha. La noche se echa sobre el campo de tiro Renedo Cabezón por lo que el alférez manda encender las luces de guerra de los vehículos.

El sol ya se ha escondido y cada vez la distancia de visión es menor. Es en ese momento cuando la segunda y última batería de la radio portátil se agota, lo que deja al TOA que dirige el grupo sin comunicación con el resto de vehículos. Sólo queda operativa la radio del transporte que está en contacto con el puesto de mando. Ya a oscuras vamos hasta el punto de abastecimiento marcado con los numero 1, 3 y 5, lo que responde a que hay reabastecimiento de comida, combustible y munición respectivamente. El TOA avanza por el páramo guiado por un punto de luz rojo que muestra la localización del abastecimiento.

Tras pasar por el control, el convoy vuelve al páramo y busca la posición en la que se hará de noche mientras los soldados cenan. Al llegar a la posición el vehículo se detiene. Todos los ocupantes bajan del transporte para estirar las piernas. Al frente se puede contemplar la contaminación lumínica producida por Valladolid. Mientras unos hacen guardia entre los vehículos otros aprovechan para charlar hasta la hora de dormir.

Alrededor de las 3 de la madrugada el Transporte Oruga Acorazado se vuelve a llenar, el motor se apaga, se cierra la compuerta de arriba y se hace el silencio. El único sonido que lo rompe es la radio que ha quedado encendida para recibir avisos en caso de alguna emergencia, aunque el Alférez Yagüe lo tiene claro, a las 8 de la mañana hay que estar en la línea Esgueva.

Antes de las 6 de la mañana, el Alférez Yagüe ordena al conductor poner en marcha el vehículo: “¡Martín arranca!”. Pero el motor del TOA no se pone en marcha. La radio ha agotado la batería y no permite iniciar la marcha. Sin ninguna comunicación posible, los soldados son desplegados y van hasta el resto de vehículos en busca de los cables que permitan volverlo a arrancar. No hay ningún TOA con los cables, el único que los llevaba era el vehículo que se quedó parado en la subida al páramo la mañana anterior. El Alférez Yagüe decide cambiar de transporte, por lo que se recoge todo y se traslada al TOA de otro grupo, que se queda con el vehículo sin batería esperando al cable para arrancar.

Ya en el nuevo vehículo bajamos del páramo para cubrir la posición que corresponde. El terreno obliga a hacer un movimiento dentro de la zona que controla otro grupo. Para evitar problemas de fuego amigo un Vehículo de Exploración de Caballería (VEC) encabeza la formación. Cuando la posición está tomada hay varios ataques por retaguardia que son reprimidos. Volvemos a subir al páramo y una vez allí comienza una persecución hasta dar con el enemigo.

Finalizado el ejercicio, los alumnos de la academia reciben diferentes diplomas de excelencia académica de sus altos mandos y cantan el himno de caballería.

Razón: Los alumnos de 4º de los Grados de Periodismo y Comunicación audiovisual se empotran como periodistas y comunicadores audiovisuales en las prácticas de conflicto bélico simulado de los alumnos de la Academia de Caballería de Valladolid en abril de 2018.
En este caso, se pidió a los futuros periodistas que elaboraran una crónica.
Temática: Cobertura periodística de las maniobras militares simuladas de la Academia de Caballería de Valladolid con los futuros periodistas de la UEMC.
Alumnos: Pablo Martínez Puente. Fotos: Pablo Martínez Puente.
Curso: 2017-2018.
Asignatura: Periodismo especializado.

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