Encuentros en un mar llamado Internet: Dulcilea

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En nuestro día a día, todos nosotros tenemos numerosas necesidades de información que podemos solucionar la mayor parte de las veces, tecleando en el navegador de nuestro móvil la consulta o duda del momento.

Esto suele ser suficiente para la búsqueda de esos hechos o datos puntuales que solemos buscar como ¿cuáles son las paradas de la línea 13? ¿en qué año se descubrió América? ¿quién es el actor que interpreta al mayordomo en esta serie que estoy viendo? ¿Avutarda es con b o con v?  Basta con que nos detengamos una décima de segundo en identificar la fiabilidad de la web que nos proporciona la información y la actualización de la misma.

Sin embargo, utilizar el navegador de nuestro móvil para documentar nuestro trabajo fin de grado o para ampliar el tema que tanto nos ha interesado en la última clase no es lo más recomendable si queremos obtener un buen resultado.

Es preciso tener en cuenta que ni está todo en internet ni es todo lo que está.

Será mucha la información importante que no aflorará en las búsquedas convencionales a través de los navegadores, información solo disponible en el llamado “Internet invisible” inaccesible en los procesos de recuperación de la información que realizan los buscadores al tratarse de webs dinámicas dentro de bases de datos o que necesitan contraseña para acceder a sus contenidos. También será mucha la información que únicamente aportará opiniones, información comercial o confusión. No olvidemos que la mayor parte de la creciente información que localizamos no pasa por ningún filtro, cualquiera puede haberla escrito, lo que suponen un problema a la hora de localizar información de calidad.

La inaccesibilidad de cierta información y la sobreabundante información con la que nos encontramos en la red, imposible de abarcar y mucho de menos de controlar, no sólo por la cantidad de recursos existentes, sino también por su heterogénea naturaleza, hace más que nunca necesaria la intervención de las bibliotecas como mediadoras.

Las bibliotecas pueden llevar a cabo dos principales actuaciones para mitigar esta disyuntiva. Por un lado, la formación de usuarios en competencias informacionales y digitales[1] relacionadas con la búsqueda, el tratamiento y la evaluación de información; por otra parte, el desarrollo de herramientas y servicios que permitan el acceso a recursos de calidad disponibles en internet, como son las guías temáticas, los directorios temáticos o la inclusión de estos recursos en el catálogo de la biblioteca.

Las guías temáticas elaboradas por las bibliotecas, también denominadas biblioguías, son además de una selección organizada de recursos de información que facilita el acceso a recursos de calidad; una vía de formación de usuarios para que puedan llegar a ser autónomos en el marco de las competencias informacionales y digitales y en el uso de los recursos y los servicios que la biblioteca ofrece.

A través de las biblioguías, se pueden conocer de un simple vistazo que bases de datos, revistas o libros especializados están disponibles en nuestra biblioteca sobre nuestra área y que enlaces relacionados son los más recomendables en nuestra materia con la garantía de haber sido seleccionados por bibliotecarios en colaboración con el profesorado y estar en permanente actualización; también son recursos de autoaprendizaje para la elaboración de trabajos fin de grado y máster, la gestión de referencias bibliográficas y citas, la edición, la producción científica, etc.

La Biblioteca de la Universidad Europea Miguel de Cervantes recientemente ha puesto en marcha las Biblioguías UEMC, un nuevo espacio web en desarrollo, donde se presenta una cuidada selección y organización de recursos de información organizados temáticamente con las áreas de docencia e investigación de la Universidad.

[1] https://www.rebiun.org/aprendizaje-investigacion/competencia-digital/material-formacion-estudiantes-grado

Imagen tomada de Freepik adaptada de la obra “Las nuevas fuentes de información” Jose A. Cordón García et al. Pirámide, 2012

Razón: Los nuevos alumnos que inician sus estudios en la universidad han de conocer todos los recursos que ésta pone a su alcance para ayudarles en la consecución de sus objetivos. La Biblioteca Universitaria es uno de ellos y es más que una simple sala de estudio. De ahí, surge Dulcilea.
Temática: Con la puesta en marcha de las biblioguías UEMC se pretende que los usuarios utilicen la biblioteca universitaria como su primera fuente de acceso a la información ante sus necesidades de aprendizaje.
PAS: Mercedes Santiago Calvo. Biblioteca Universitaria.
Especialización: Acceso a la información.

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