El fantasma del castillo de Fuensaldaña

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Un ente deambula dentro de sus muros. Sube y baja los 34 metros de su torre del homenaje. Asoma de vez en cuando entre sus almenas. Muchos lo han visto –o han querido verlo- desde la década de los 70. Es una entidad paranormal que aún no ha sido estudiada por la parapsicología. Como todo buen fantasma aparece y desaparece. Y cuando parece que lo tienes ahí cerca y lo vas a tocar se desvanece, se disipa.

Así es el fantasma del castillo de Fuensaldaña. Una visión quimérica proyectada durante muchos años por los políticos de la Diputación Provincial de Valladolid: el Parador de Turismo que quiso ser y nunca fue. Una entidad en potencia sin suficiente entidad para poder ser. Un propósito que acabó siendo un despropósito.

En 1970 el Ayuntamiento de Fuensaldaña cedió el castillo a la Diputación para que ésta lo restaurara. Con José Luis Mosquera como presidente (1968 a 1976) la institución provincial lo salvó de la ruina restaurándolo y acondicionándolo en los años siguientes para uso hostelero («castillo-hostería»). Durante esa década los diputados soñaban con que la fortaleza se incorporara a la Red Nacional de Paradores. “Vamos a dárselo ya montado”, pensarían. Pero aunque el Ministerio de Información y Turismo sí llegó a contemplarlo como opción, no llegó a elaborar siquiera un informe oficial de valoración técnica ni económica. Ni mucho menos llegó a ser inaugurado como tal Parador por un ministro, por mucho que se empeñen algunos cronistas.

A José Luis Mosquera le sucedió como presidente Fernando Velasco de Andrés (1976 a 1977), Basilio Sáez Hernández (1977 a 1978) y Miguel Molero Sampedro (1978 a 1979), último presidente de la Diputación antes de la llegada de la democracia. A mediados del 78 la institución provincial había invertido en el castillo algo más de 50 millones de pesetas (unos 3,5 millones de euros actuales) y aún seguía buscando quién podría explotar el complejo ya acondicionado con 40 habitaciones con camas con dosel. En esto sí coincide con la génesis de los Paradores de Turismo, ya que la intención original era que fueran explotados por la iniciativa privada, aunque finalmente el Estado acabó siendo el empresario hotelero. Pero ni castillo-hostería, ni hostería del castillo, ni hospedería, ni residencia hotelera del castillo de Fuensaldaña llegó a abrirse al público.

Tras estas pendencias y elucubraciones y un breve periodo de uso como centro de exposiciones y actividades culturales, el comedor de gala acabó transformándose en despacho presidencial, las habitaciones en oficinas y despachos de procuradores y el patio de armas en un hemiciclo. Y es que en 1983 el castillo es cedido como sede de las Cortes de Castilla y León “con carácter provisional” por el simbólico precio de una peseta de alquiler. La actividad parlamentaria comenzó el 24 de julio de 1983 y la provisionalidad se alargó 24 años. El último pleno se celebró el 14 de marzo de 2007.

No hay constancia de que los procuradores vieran de nuevo al fantasma del castillo. Quizá algún rumor de esporádicas apariciones. Hubo alguien, eso sí, que dijo ver algún espectro de Posada Real u Hospedería Real, pero nadie los creyó.

Desde el traslado de las Cortes a su actual sede de Valladolid en 2007 el nuevo destino de la fortaleza ha seguido siendo objeto de especulaciones y tras utilizarlo en los últimos años como castillo visitable y centro de eventos parece que su porvenir está definido como centro de interpretación o museo de castillos. Y muy alto honor es éste en la provincia española que más castillos atesora (24 en total), por lo que esperemos que no se trate de un nuevo fantasma que habite entre sus muros.

El castillo de Fuensaldaña fue construido por Alonso Pérez de Vivero a mediados del siglo XV como residencia señorial y concluido por su sucesor Juan de Vivero, segundo conde de Fuensaldaña y protector del matrimonio secreto de los príncipes Isabel y Fernando (después Reyes Católicos) que tuvo lugar en su palacio de Valladolid en 1469. El castillo ha sido –hasta ahora- residencia señorial, fortaleza, palacio, aposento en el que pasaron su luna de miel los futuros Reyes Católicos, granero, casi Parador, centro de exposiciones, sede de las Cortes de Castilla y León, centro de eventos y castillo visitable.

Agradecimientos por la amabilidad y ayuda recibida del Archivo Histórico Provincial, del Servicio de Archivo de la Diputación Provincial de Valladolid, de la hemeroteca de El Norte de Castilla, del Servicio de Atención al Ciudadano del Boletín Oficial del Estado y de la arquitecta y doctora Mª José Rodríguez Pérez.

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Razón: ‘Enfoque Tomix’ es una selección de imágenes comentadas con las que descubrir algo nuevo a través de la óptica particular de @DaniTomix (Instagram y Twitter).
Temática: El Parador que nunca hubo en el castillo de Fuensaldaña.
PAS: Daniel Tomillo Colomo. Departamento de Admisiones y Marketing UEMC.
Especialización: Observar, indagar para descubrir algo y aprender antes de dormir.

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