Todos los demonios del mundo. Un dragón en el garaje…

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El mundo y sus demonios se publicaba por primera vez en 1995. Carl Sagan nos dejaba una profunda reflexión sobre el lugar de la ciencia en el mundo. Cabría pensar que, tras veintiocho años, estos pensamientos podrían haber caducado. Sin embargo, y por desgracia, están más actualizados que nunca. No voy a hacer un resumen de su obra, pero sí quiero acabar este curso con una reflexión que ya nos propuso Sagan.

De la oscuridad ¿a la luz?

Los demonios han formado parte de nuestra historia y de nuestra vida. Dada nuestra educación, siempre salpicada por el moralismo de la religión, no ha habido forma de escapar de esta idea. En la Edad Media se culpaba al demonio de los placeres carnales a los que sucumbían los ciudadanos, aunque, en realidad, las juzgadas y enviadas a la hoguera eran siempre mujeres. En una sociedad reprimida y dirigida por hombres, el demonio era un vehículo para expresar todo lo que no estaba permitido.

Con el paso de los años, esta idea ha despertado una gran fascinación, desde la literatura hasta la gran pantalla. Y es que, encarnar en una figura todo el mal es muy cómodo para un alma siempre errante y llena de culpabilidad cristiana. Pero ¿qué demonios nos persiguen ahora?

Con la llegada de la modernidad y los avances científicos, las supersticiones han quedado relegadas a nuestros queridos magufos. Sin embargo, esta idea del bien y el mal sigue perneando nuestra sociedad. Los enfrentamientos políticos, la demonización de cualquiera que no esté de acuerdo con nuestras ideas y esa facilidad de regresar a épocas oscuras de inquisición no nos ha abandonado.

La ciencia ha ido desmintiendo las nociones que se tenían sobre estos seres, pero no dejan de salir a flote otros nuevos, ¿o acaso no hemos oído hablar de los terribles extraterrestres que nos van a conquistar o que se va a acabar el mundo? Nuevos tiempos, nuevos demonios.

Vencer nuestros demonios

Esta expresión está muy extendida y, ciertamente, cada uno libramos una batalla interior con nuestros propios problemas, y los podemos llamar demonios si nos apetece. No deja de ser curioso cómo se obvia la ciencia y se recurre a la superstición para solventar problemas, desde el horóscopo hasta la homeopatía. En lugar de enfrentar una situación con racionalidad, preferimos irnos por las ramas de la pseudociencia y confiar en la magia mientras seguimos creyendo en demonios.

Obcecarnos con nuestras propias ideas, no dejar espacio crítico en nuestra mente o desconfiar de aquellos que cuidan nuestra salud no son sino síntomas de una sociedad que no ha superado las sombras y que se niega a dejar ir a sus propios demonios.

¿Qué podemos sacar de todo esto? Sencillo. Si dejamos de pensar en demonios, en el bien y el mal, y nos limitamos a aceptar la realidad sin tapujos, sin querer añadirle magia y sin vivir en una burbuja de falsedad que alimentamos evitando los datos que no nos gustan; el demonio no nos alcanzará.

Twitter: @Mariaesp19
Instagram: mariaespinosa.19
Blog: Espantapájaros

Razón: La ex alumna de la UEMC María Espinosa escribe una columna sobre ciencia y divulgación llamada Un dragón en el garaje, haciendo alusión a la metáfora más famosa de Carl Sagan. En la columna se tratan temas científicos y divulgativos de una forma sencilla y amena.
Temática: Finalizamos con una reflexión de Carl Sagan extendida a la actualidad, esa dualidad entre el bien y el mal y los demonios que nos persiguen a día de hoy, aunque sí que podemos hacer algo para frenarlos.
Antiguo alumno: María Espinosa Lorenzo.
Especialización: Grado en Periodismo en la UEMC. Trabajo Fin de Grado: Periodismo científico y homeopatía en la prensa digital generalista española. Especializada en Ciencia y divulgación.
Profesor responsable: Rosa María Arráez Betancort (Dpto. de Ciencias Sociales).

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