Crónica: En el periodismo falta reflexión

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El periodismo reflexionaba con algunos de sus más destacados personajes castellano y leoneses en la Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid. Ante un público no muy extenso y compuesto, en su mayoría, por alumnos de Ciencias de la Información. Diferentes nombres del periodismo regional debatieron sobre el sometimiento de los periodistas a la cuenta de resultados. Además, el galardonado Celso Almuiña disertaba acerca de la situación actual del periodismo y lo que espera a los nuevos profesionales.

Tras una breve presentación de los participantes de la mesa redonda, dieron comienzo las exposiciones. Lucía Rodil, adjunta en la dirección de informativos de Radio Televisión Castilla y León (RTVCYL), abrió la veda al mencionar los contenidos comerciales que se emiten en los medios por ser más baratos y tener acuerdos empresariales, según ella, el mal menor para los periodistas actualmente. Los mayores males por los que pasa la profesión serían la falta de contraste de la información y el bajo nivel que existe en las redacciones de los medios.
El sugerente título de la mesa redonda molestó bastante a Eloy de la Pisa, quien reclamaba haber sufrido jamás presiones ni sometimiento alguno. Se atrevió a decir que el enunciado de la mesa estaba equivocado, recalcó su libertad como periodista deportivo y echó la culpa de las supuestas presiones a internet. Sin embargo, durante su disertación, en la que enumeró las maravillas de su medio, declaró que un periodista tiene que saber qué conlleva la información que maneja. Algunos de los presentes ya comenzaban a extrañarse por las contradicciones en el discurso. Bajo un perfil de periodista empresarial, más preocupado de dejar bien a su medio que de contar algo con sentido, de la Pisa finiquitó su discurso haciendo alusión a las ventajas de internet y a publicar contenidos que captaran al público, para acabar diciendo que uno de los males del periodismo era “buscar el click”.

Después de mensajes de autobombo en el caso del Norte de Castilla, le llegó el turno a una agencia de noticias, Ical, con su redactora jefe Sonia Calleja. Quiso centrarse en la diferencia entre agencias y medios, pues las agencias son quienes nutren de contenidos a la mayoría de los medios. Admitió sin ningún problema que las presiones vienen de todas partes. Además, destacó el papel conciliador que debe de cumplir un director al mediar entre la cuenta de resultados y los periodistas para que el sometimiento no se produzca. Y, aunque cordial y sincera, la misma Sonia Calleja se contradijo en algún mensaje al afirmar que, en ocasiones, había que publicar ciertas informaciones que no eran de mucho interés para los usuarios, cuando su discursó comenzaba por el valor máximo del periodista de publicar lo que es de interés para la sociedad.

La Asociación de la Prensa de Valladolid (APV) estuvo presente para imponer algo de realidad a los discursos previos. Arancha Jimenez arrancó con una cifra demoledora, el 75% de los periodistas afirma haber sufrido algún tipo de presión, según la Asociación de la Prensa de Madrid. Tras declarar la importancia de nuevas formas de financiación y de la necesidad de espacios de reflexión para el periodismo, habló de su gran mal: la viralidad. Los medios de comunicación buscan que su información sea la más viral y olvidan la calidad. Se empaña la imagen y el trabajo de los periodistas y les hace someterse a lo anecdótico para que olviden lo importante. Para finalizar, dejó una pregunta en el aire en relación a los 15.000 periodistas que habían perdido su empleo en los años de crisis, ¿qué mayor sometimiento puede existir que el de perder tu trabajo? Y dejando un halo de esperanza habló a los jóvenes estudiantes de la sala para convencerles de que hagan frente a esta situación y que sea la ética periodista la que domine sus trabajos. En la ronda de preguntas, se pudo comprobar con sus respuestas quién creía en el periodismo y quién se contradecía y defendía lo indefendible.

En cuanto a las líneas editoriales como una forma de presión o sometimiento a los periodistas, tanto la presidenta de la APV como la directora de informativos de RTVCYL estuvieron de acuerdo en la afirmación. Añadieron la necesidad de trabajar en una línea editorial que fuese cómoda para el periodista. Por su parte, el representante de El Norte de Castilla salió a la defensiva y proclamó que no seguir la línea editorial del medio en el que trabajas es ir en contra de uno mismo. Algo que sorprendió bastante a los alumnos que le escucharon. Aunque el plato fuerte de la charla vino cuando, irascible, intentó defender la publicación en su periódico de una noticia acerca de un globo de Bob Esponja atrapado en un árbol de Valladolid. Reclamó que había sido la noticia más vista en la página web del periódico.

La mesa redonda se cerró con una pregunta de una alumna de los primeros cursos de periodismo, que quería saber cuáles eran los males por los que pasa la profesión. Eloy de la Pisa afirmó que eran la mediocridad y la búsqueda del click. Sí, el mismo que defendió, minutos antes, una pésima noticia por ser la más visitada. Sonia Calleja destacó el pasotismo, Arancha Jiménez la autocensura, la viralidad, la falta de actitud crítica ante una rueda de prensa y ante las informaciones que se reciben y la mediocridad. Por último, Lucía Rodil, la velocidad, la saturación de noticias y el bajo nivel de los periodistas.

Tras la mesa redonda sobre el sometimiento de los periodistas a la cuenta de resultados, llegó el turno del profesor Celso Almuiña, historiador, catedrático e impulsor del grado en periodismo en la Universidad de Valladolid. Una lección magistral en la que se expuso la historia del periodismo, desde el siglo XVIII hasta nuestros días. La libertad de prensa y los mecanismos de control que ejercen como censura fueron los protagonistas de un repaso a la historia del periodismo que deleitó a algunos de los presentes. Una parte del público, que parecía aún no haber alcanzado la madurez necesaria para dejar sus teléfonos móviles y escuchar durante cuarenta minutos, no parecían muy interesados. Sin embargo, otra parte de los oyentes no se perdían ni una palabra de las que el profesor Almuiña pronunciaba. Con su natural labia y su facilidad de palabra, que ya la quisieran muchos periodistas, habló de Voltaire y Jefferson como garantes de la libertad de prensa. También de sus detractores como Kierkegaard. Habló de las luces y las sombras de la historia del periodismo, sobre todo de las épocas más sombrías pintadas de dictaduras y de leyes sobre la censura, como la de Fraga, que determinaba que si los medios se autocensuraban no tendrían denuncias. Para terminar la charla, trajo a colación las mentiras, o la nueva forma de llamarlas: la posverdad. La batalla perdida que existe con la difusión de falsas noticias e informaciones y lo preocupante de un país que ha elegido como presidente a una persona que se ha enemistado con los servicios de espionaje y con la prensa. “Trump es un manipulador muy hábil” afirmaba, mientras disertaba sobre un nuevo paradigma: la preferencia de lo emocional a lo racional, no solo en política, sino también en la prensa. Acabó su clase magistral haciendo referencia a que no se les puede pedir a los periodistas que sean héroes, pues sería un suicidio profesional. También advirtió a la audiencia acerca de la baja calidad informativa que la audiencia se merece por no querer pagar por información de calidad. Y dejó al auditorio con una pregunta en sus mentes: ¿Qué papel juegan los periodistas en este nuevo paradigma? Una reflexión que los oyentes podrían resolver si apartasen la mirada de sus móviles y comenzasen a plantearse que son los periodistas del futuro.

Razón: En la asignatura de Periodismo especializado se pidió la elaboración de una crónica periodística sobre la XVIII Jornada de Literatura y Periodismo, celebrada en la UEMC, el 16 de mayo de 2017.
Temática: Mercantilismo mediático: el sometimiento del periodismo a la cuenta de resultados.
Alumnos: María Espinosa.
Curso: 2016-2017
Asignatura: Periodismo especializado.

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