30 horas de guerra. Crónica

El ataque de los Tigres del Norte, pro alfaleses, al país de Bravolia fue el protagonista durante el simulacro de los estudiantes de la Academia de Caballería de Valladolid en abril. Los alumnos de periodismo de la UEMC actuaron como periodistas de guerra.

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La lluvia y el frío fueron los protagonistas. Los alumnos preparaban lo que iba a ser su transporte durante la duración de la simulación: TOAs (Transporte Oruga Acorazado), VECs (Vehículo de Exploración de Caballería), Centauros de 25 toneladas acorazadas y Leopardos con 50 toneladas de peso y tres metros de alto. Todos ellos en línea recta, esperando órdenes para comenzar la estrategia planeada. Todavía quedaban por delante 30 horas de simulación para mí y 120 para los alumnos de la Academia de Caballería.

Vehículos preparados para el ataque. Ana Castaño.

Preparativos

Pese a ser una simulación, ninguno de los alumnos se lo tomaba como tal. Una vez pisado el campo de maniobras, entre Renedo y Cabezón de Pisuerga, el conflicto había empezado. Lo más visible de la zona era el campamento temporal capacitado en el que destacaban las más de 100 tiendas de campaña donde durante horas, pocas horas, descansarían los militares. Una cantina, situada en una pequeña base militar fue el lugar donde los periodistas empotrados dejamos nuestras pertenencias para comenzar la aventura. La tienda de mando puso el punto de partida, allí los altos mandos escuchaban atentos cómo los jefes de las distintas unidades explicaban, su estrategia en inglés: por dónde atacaría el enemigo, la disposición de los vehículos, la logística, los itinerarios alternativos… Detrás de los periodistas, 4 profesores examinaban su nivel en esta lengua. Su buen manejo es fundamental para situaciones reales. Después de las explicaciones solicitadas por los altos mandos se dio fin a la presentación. Comenzaba el conflicto, que a cada segundo comenzaba a ser más real.

Estrategia

Leopardo. Ana Castaño

La seguridad es lo más importante, me prepararon con chaleco y casco. Mi movilidad se reducía por momentos. Después de asegurarse de que l a preparación era la adecuada, mi compañera y yo fuimos transportadas por dos sargentos a una zona deshabitada, donde lo único que se veían eran los distintos vehículos preparados, pero el camino hasta esa zona no fue fácil. El largo recorrido lleno de cuestas convertidas en barro por la lluvia, se convirtió en nuestro primer obstáculo, nuestro vehículo comenzó a echar humo hasta quedarse inutilizado. Después de una breve espera, un todoterreno nos vino a recoger y conseguimos llegar a nuestro destino. El reloj marcaba las 15:00.

El TECO, el Teniente Coronel García Bernardos, me llevó a un TOA. Allí me esperaban la conductora y los alférez. Una vez preparada, en la parte trasera se escuchó el rugido del motor al encenderse, el Alférez Barranco me avisó con tiempo, “sujétate fuerte”. A los cinco minutos, me dejó sus guantes, el fuerte aire cortaba mis manos. Los tripulantes se comunicaban mediante una radio que aún sobrevivía a la II Guerra Mundial. “Gold 0 objetivo Sara”, se escuchaba constantemente. Nos movíamos unos kilómetros y volvíamos a parar. Uno de esos momentos fue mi oportunidad para comer porque no sabía cuándo iba a ser la próxima. Mis dudas iban aumentando. ¿Por qué se colocaban así? Pero la tripulación estaba dispuesta en todo momento a responderlas: “Colocación de espiga, de esta forma estamos situados sin dejar ningún punto ciego”.

Mi sentido de la orientación estaba perdido, las marchas del TOA se notaban en cada movimiento. La radio sonada, un Leopard se había averiado, el equipo de rescate tenía que ir a recoger a los tripulantes, pero el itinerario continuaba. El objetivo final se encontraba en lo alto de una cima. La noche se nos echó encima. Por el momento, el enemigo estaba controlado, pero mi posición tenía que cambiar tras 6 horas.

Final

Me reencontré con mi compañera en la parte trasera de un vehículo destinado al transporte de personas. Nuestro destino volvía a ser un TOA, esta vez para descansar, pero, a las siete de la mañana, los tripulantes nos dieron el aviso: “tenemos que continuar”. Las luces simulando disparos fueron protagonistas junto con el cansancio de un día de batalla. El enemigo había sido abatido, el conflicto se había resuelto. Nuestro destino era la base militar. Llegaba el fin de mis 30 horas de simulación.

El objetivo se había cumplido, las maniobras se ejecutan con el objetivo de preparar a los futuros oficiales para un posible conflicto real y poner en práctica lo aprendido en la Academia. A los alumnos todavía les quedaban 90 horas, las operaciones no habían acabado para ellos y el cansancio no se notaba en sus caras.

Razón: Los alumnos de 4º de los Grados de Periodismo y Comunicación audiovisual se empotran como periodistas y comunicadores audiovisuales en las prácticas de conflicto bélico simulado de los alumnos de la Academia de Caballería de Valladolid en abril de 2019.
En este caso, se pidió a los futuros periodistas que elaboraran una crónica.
Temática: Cobertura periodística de las maniobras militares simuladas de la Academia de Caballería de Valladolid con los futuros periodistas de la UEMC.
Alumnos: Ana María Castaño Sancho. Fotos: Ana María Castaño Sancho.
Curso: 2018-2019.
Asignatura: Periodismo especializado.

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