Adorno y Horkheimer definen pseudocultura como un nuevo modelo cultural surgido de los mass media y de las industrias que crean mensajes estandarizados para las masas organizadas de la sociedad de consumo, rebajando los procesos intelectuales y sensitivos del receptor (consumidor) e intentando anular su análisis crítico para convertirle en un individuo pasivo y desindividualizado.
Siempre había pensado que era libre, que era la dueña de mis decisiones y que muy pocos me podían influir. Estaba en un gran error. La libertad no está en hacer cualquier cosa que pueda, sino en hacer lo que yo realmente quiero. La pseudocultura puede estar influyendo en mi vida sin haberme dado cuenta.
La pseudocultura es algo que indudablemente afecta a la sociedad y, más aún, a la actual (siglo XXI), en la que los medios de comunicación están más presentes que nunca. La televisión, la radio, las redes sociales y la publicidad han precipitado una nueva concepción del mundo, nos invitan a seguir nuevos valores e ideologías. Los medios de comunicación nos ayudan a progresar, a reflexionar e indagar en aspectos que enriquecen nuestra cultura personal y social, pero, por otro lado, pueden ofrecernos datos sesgados o parciales que interfieren en la comprensión de la realidad.
Tenemos que ser críticos cuando detectamos que se intenta manipular e influir a la sociedad con fines egoístas por parte de los mass media, pero también hay que valorar algunos aspectos positivos que pueden tener como, por ejemplo, la rapidez con la que hacen ver las necesidades de la población en situaciones de catástrofes y la ayuda urgente que los receptores de esta información pueden ofrecer.
La cultura de masas y sus medios de transmisión están en poder de grandes monopolios económicos privados. Para ellos, la cultura es un producto industrial con contenidos deslocalizados e internacionalizados. Para mí, la cultura es la de mi tierra y es distinta a la de otros territorios. La cultura de masas hace que los mismos contenidos sean asimilados por cualquier persona en cualquier parte del mundo, desapareciendo progresivamente la identidad cultural de algunas sociedades. Por todo ello, la cultura popular se contrapone a la cultura de masas.
Las personas queremos mantener nuestra individualidad, pero como Ortega y Gasset reflexiona en su obra “La rebelión de las masas”, la masa arroya todo lo diferente, individual, calificado y selecto. Quien no sea como todo el mundo y quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado. A veces me he sentido así, he pensado que si no seguía una determinada tendencia marcada por los medios podía ser excluida. En esta lucha ganó mi individualidad.
La pseudocultura es una realidad de la que debemos ser plenamente conscientes. Sólo conociendo su existencia, siendo críticos con los medios y sus fines, podremos valorar la influencia de la información que recibimos sobre nuestros actos. La pseudocultura no debería reemplazar a la cultura tradicional, no deberíamos seguir la cultura de masas sin antes reflexionar y analizar sus mensajes y contenidos, y estar plenamente convencidos de los mismos. Sólo así podremos ser realmente libres.
Razón: El objetivo del trabajo es realizar un artículo de opinión sobre la industria cultural en la sociedad actual, tomando en consideración aportaciones de algunos de los autores vistos en la asignatura Teoría de la Comunicación y la Información.
Temática: La pseudocultura, creada por los medios de comunicación, condiciona nuestra vida diaria y no nos damos cuenta. Estamos inmersos en una deslocalización e internacionalización cultural mediática. Tenemos que ser conscientes de ello para ser realmente libres.
Alumnos: Raquel Castro Portillo. Foto: Raquel Castro Portillo.
Curso: 2017-2018.
Asignatura: Teoría de la Comunicación y la Información.