La meditación está aprobada, el reiki sigue siendo una patraña: Un dragón en el garaje…

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A menudo nos encontramos con artículos e informaciones variadas que incluyen la meditación como una terapia alternativa y la equiparan a técnicas como el reiki o la acupuntura. En este artículo vamos a ver por qué no son comparables.

Las pseudociencias y sus grandes aspiraciones

Ya hemos hablado en otras ocasiones del reiki, de la homeopatía y de otras pseudociencias varias. Estas tienen un punto en común: no han sido probadas eficaces bajo términos objetivos con rigor científico; por lo tanto, cuando alguien afirma sentirse mejor después de una sesión de reiki, no es porque haya funcionado, sino que ha sido fruto de su propia sugestión. Otra diferencia clave es que estas pseudociencias afirman curar enfermedades sin pruebas de ello, la meditación nunca dirá que puede curar un cáncer – y si alguien os lo dice no le creáis -.

Hemos hablado de la importancia de la salud mental en la actualidad, de tener un momento para frenar en nuestra vida y darle espacio a la mente para no vernos sobrepasados por nuestra propia realidad. Este es el único objetivo de la meditación: mejorar nuestra vida y nuestra salud mental, ayudarnos a conectar mejor con lo que nos rodean y mejorar nuestras habilidades de concentración. ¿Aspira a curar enfermedades que ni la medicina es capaz de afrontar? ¿Nos vende un imposible basado en la impermeabilidad de la esperanza sobre la descorazonadora realidad que nos rodea? No, la meditación es un vehículo de mejora, y esa es la diferencia clave con cualquier pseudociencia que nos quiera vender milagros a precio de mercado.

Qué hace y qué no hace la meditación

Conviene recordar una base fundamental que hemos mencionado, la del rigor científico. En artículos previos sobre la meditación y la salud mental hemos hablado de las pruebas realizadas y, si recordáis, una de las primeras cuestiones que se planteaba era la dificultad de método para probar la eficacia de la meditación. Solventado este problema sigue habiendo bastante escasez de artículos científicos y de pruebas sobre la meditación; sin embargo, esta no tiene las ínfulas quijotescas de pseudociencias como el reiki o la homeopatía.

La investigación ha demostrado, como hemos explorado en otros artículos que la meditación mejora ciertos aspectos vitales relacionados con la salud mental, la ansiedad y las relaciones personales. No debemos aspirar a más, es decir, no podemos pedirle más a la meditación. Si crees que meditando durante quince minutos al día vas a ser capaz de aprobar tus exámenes sin estudiar, me temo que no va a ser así. Meditar te ayudará a mejorar tu concentración y manejar adecuadamente tu ansiedad, pero no hace milagros.

Este es el último artículo en el que hablaremos sobre qué es y qué no es la meditación. Así que, para concluir, quiero que os quedéis con un concepto claro, queridos lectores: meditar es beneficioso, nos ayuda en diversos aspectos de nuestra vida y nos permite mejorar nuestra salud mental; pero no es infalible ni un remedio paratodo. Si tenéis una afección relacionada con la salud mental, si no es suficiente con meditar, acudid a un especialista médico y, desde luego, olvidaros de las pseudociencias para esto y para cualquier otro aspecto de vuestras vidas.

Twitter: @Mariaesp19
Instagram: mariaespinosa.19
Blog: Espantapájaros

Razón: La ex alumna de la UEMC María Espinosa escribe una columna sobre ciencia y divulgación llamada Un dragón en el garaje, haciendo alusión a la metáfora más famosa de Carl Sagan. En la columna se tratan temas científicos y divulgativos de una forma sencilla y amena.
Temática: Terminamos estos artículos sobre la meditación conociendo las diferencias entre la meditación y las pseudociencias, además de viendo los límites de la propia meditación.
Antiguo alumno: María Espinosa Lorenzo.
Especialización: Grado en Periodismo en la UEMC. Trabajo Fin de Grado: Periodismo científico y homeopatía en la prensa digital generalista española. Especializada en Ciencia y divulgación.
Profesor responsable: Rosa María Arráez Betancort (Dpto. de Ciencias Sociales).

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