El espacio siempre ha sido una de las grandes incógnitas de la humanidad. Desde el principio de los tiempos, las diferentes civilizaciones que han poblado la tierra han observado los cielos con una mezcla entre temor y curiosidad. Tradiciones y religiones se han formado y transformado a partir del sol, la luna y las estrellas, a las que culturas muy desarrolladas como la egipcia, la griega y la romana han relacionado muy estrechamente con divinidades y sucesos ambientales. Pero no solamente en la antigüedad. El siglo XX se caracterizó por un profundo conflicto entre las dos grandes potencias del momento al querer ser los primeros en gobernar y descubrir el universo, lo que llevaría a una de las grandes hazañas del ser humano, la llegada a la luna.
Dentro de esa histórica inquietud por la exploración y el conocimiento de lo desconocido, los científicos han dedicado su vida a intentar responder a la gran pregunta que se ha hecho la humanidad desde que pisó la Tierra: ¿Estamos solos en el Universo?
Una de las personas que se ha dedicado a investigar y divulgar sus conocimientos es José Francisco Sanz Requena, doctor en Ciencias Físicas y profesor de Física y Climatología en la Universidad Europea Miguel de Cervantes de Valladolid, que aclaró dudas a los alumnos de Periodismo especializado en ciencia de la UEMC el pasado 26 de marzo.
Su charla, que llevó por nombre La tercera huella, presentaba de inicio un nombre icónico como respuesta a la existencia de vida en otros planetas. “La tercera huella es la representación de la vida. Si en la atmósfera de un planeta existen agua, oxígeno u ozono, y CO2, podríamos decir que existe evidencia de vida”, afirma Sanz Requena.
La respuesta de Sanz Requena oculta una difícil realidad de años de investigación y observación del universo. El primer objetivo para el conocimiento de la vida extraterrestre fueron los planetas que forman nuestro sistema solar, los más próximos a la Tierra. Como indica el profesor, “Marte y Venus siempre han sido referencia por su situación con respecto al sol y por su parecido con nuestro planeta”.
Novelas y películas han fantaseado durante años con la existencia de vida en el planeta rojo. Sanz Requena indica que “los investigadores han descubierto cauces de posibles corrientes de agua debido a la investigación de piedras y sedimentos muy parecidos a los terrestres, con un deterioro provocado por esas corrientes de agua que datan de hace más de 3000 millones de años”. También indica que la existencia de agua no significa que haya existido vida en el planeta rojo, ya que “es necesaria la comprobación de la existencia de agua en sus tres estados, sólido, líquido, y gaseoso”. La posible pero remota existencia de vida en Marte en algún momento traslada la pregunta a lo que no conocemos, los planetas fuera de nuestro sistema solar, lo que en astronomía se denomina como exoplaneta.
Sanz Requena explica la complejidad en la detección de los exoplanetas. “Existen tres formas para detectar un exoplaneta, el efecto gravitatorio, el efector doppler y los tránsitos planetarios”.
“Del mismo modo que la tierra gira alrededor del sol, nuestro planeta genera también un pequeño desplazamiento de la estrella”, añade Sanz Requena. En un modo bastante similar al efecto gravitatorio, el efecto doppler es otra herramienta eficaz de detección basado en las ondas lumínicas que reflejan los planetas. La última opción, explica, tiene el inconveniente de que los astrónomos deben orientar adecuadamente el telescopio, porque “vemos la caída de brillo de la estrella cuando el planeta pasa por delante”.
La detección de un exoplaneta no es el final del proceso ya que, una vez detectado, se debe examinar la atmósfera que lo rodea. Esta investigación de las atmósferas, según Sanz Requena, “se realiza a través de los espectros de la luz. Conocemos que algunos gases que conforman los planetas se comen ciertos colores. Analizando los colores que faltan cuando observamos desde la Tierra, conocemos los gases que conforman las atmósferas”.
Conocer la composición de estas atmósferas aporta alguna pequeña pista de la posible existencia de vida en planetas remotos, pero también es importante saber a qué distancia se encuentra ese planeta de la estrella sobre la que orbita para comprobar si está en la “zona de habitabilidad”.
El misterio de la vida extraterrestre siempre ha ocupado el imaginario popular y el interés científico del ser humano. Todavía no se han encontrado pruebas de que exista alguien además de nosotros en el universo, pero quedan muchos planetas que observar e investigar. Personas como José Francisco Sanz Requena continuarán investigando y divulgando sus conocimientos sobre un tema del que todavía desconocemos mucho.
Razón: Los alumnos contaron con la presencia de un científico divulgador que les ofreció una charla sobre la posibilidad de vida en otros planetas. De este modo, practicaron la entrevista reportajeada y desarrollaron sus capacidades como periodistas científicos.
Temática: Condiciones para la localización de vida tal y como la conocemos en otros rincones del universo.
Alumnos: Rubén Fernández Dorado.
Curso: 2017-2018.
Asignatura: Periodismo especializado.