Comodidad socialmente idolatrada: Alimenta tus ideas

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Nos pasamos media vida imaginando cómo seremos, cómo nos veremos y en busca de la pastillita mágica que consiga tu peso ideal. Tantas veces buscamos un resultado, que sea rápido y si además es fácil, me lo compro, barato, rápido y que no cueste.

Cumplir con un objetivo sin esfuerzo, ya sea físico, profesional o personal es algo que se idealiza y con lo que habitualmente somos tentados, pero, ¿qué hay detrás de ese batido mágico que toma tu vecina? De ese tip secreto que ha colgado la famosa de la cuenta fitness que tiene tipazo, de esa «suerte» que tiene Gimelda por tener una buena genética.

Queremos resultados, pero sin comprometernos. La suerte puede jugar a tu favor una vez, dos incluso, pero poco más. El fin muchas veces es bueno, queremos cuidarnos, nos imaginamos a nosotros mismos con un cuerpo determinado, felices y comiendo lo que queramos, anhelando con todas tus fuerzas que eso pase, pero desde el sofá.

Y justo ahí llega una desagradable sensación, de lo que no te hablan los defensores del poder de la atracción, de ese «deséalo mucho y se cumplirá», ni te lo nombran en la TV o la tienda de batidos, se llama frustración.

«No puedo», «no soy capaz», «no tengo fuerza de voluntad», » quiero pero no puedo». Añadiría a esa frase «Quiero, pero no quiero que me cueste».

Cuando hacemos referencia a cuidar tu salud, buscar un cambio físico o adquirir un hábito, no podemos disociarlo del compromiso. Ese compromiso realista que nos permite tener conciencia de lo que hacemos, pero también de lo que no hacemos.

Comprometerse, es una de esas palabras que no está muy de moda.

Aceptar la situación que tenemos, de la que partimos, lo que somos y de ahí comprometernos con nosotros mismos, en busca de esa mejora, pero desde lo que soy yo. No de lo que es el otro o de las necesidades que nos crean socialmente.

Para esa búsqueda de aceptación existen movimientos que fomentan el self-love, hablando de aceptar tu cuerpo, pero aceptar, no quiere decir conformarnos y no implica que no pueda o deba cambiar.

Si mi situación por composición corporal es de sobrepeso u obesidad y esto supone un aumento de riesgo de padecer determinadas enfermedades, la necesidad de cambiar es clara, pero no desde el «No aguanto este cuerpo más, quiero otro y lo quiero ya». Cualquier cambio necesita tiempo, paciencia, equivocarse y volver a intentarlo. Llegará si te implicas, luchas por mantener la motivación, le das al click al botón de la actitud positiva y pro-activa.

Es innegociable respetar a tu cuerpo y para respetarlo hay que cuidarlo, quien quiere cuidarse y se compromete con su salud, no solo por estética, debe de esforzarse. Esforzarse en escuchar a su propio cuerpo, no nacemos aprendidos y en muchos casos hay que des-aprender comportamientos que están muy arraigados en la persona, formarse sobre el tema y no dejarse llevar por el «me apetece» o por los trucos de otros.

Todo esto conlleva un esfuerzo, otra cosa es aprender a disfrutar de ese camino y no vivir castigados o sometidos a nosotros mismos.

Alba Arribas Abad

Razón: La alumna de 3º Grado en Nutrición y dietética humana semipresencial, Alba Arribas, escribe una columna de opinión llamada Alimenta tus ideas sobre nutrición y salud en la sociedad actual, desde un enfoque divulgador basado en la evidencia.
Temática: Para estar sano se requiere siempre un esfuerzo.
Alumnos: Alba Arribas Abad.
Curso: 2020-2021.
Asignatura: Concurso vuelcatero 2019-2020.

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