Comienza un incierto curso académico 2020-2021 enmarcado en la pandemia COVID-19 cuyas devastadoras consecuencias sanitarias, sociales, y económicas han trasformado el mundo tal y como lo conocíamos.
El distanciamiento social, sin duda, ha afectado a los cimientos del concepto de Biblioteca del siglo XXI, cuyo espacio además de albergar colecciones, es un lugar para la socialización y el aprendizaje.
Con el cierre físico de sus instalaciones, la transformación digital de las bibliotecas se aceleró con un único fin, continuar desempeñando su función de servicio público, que proporciona acceso a la información, a la cultura y a la educación de manera igualitaria y gratuita; una biblioteca cercana que une a sus usuarios separados.
Bibliotecas y bibliotecarios trabajaron desde el inicio del brote de la enfermedad en idear y desarrollar acciones que les permitieran continuar con esa labor social siendo incontables las iniciativas puestas en marcha. Fueron muchas las bibliotecas que extendieron sus redes WI-FI para que todos sus usuarios dispusieran de conexión; las que fomentaron el uso de sus recursos digitales (el uso de la plataforma de préstamo de libros digitales de las bibliotecas públicas de Castilla y León aumento un 81 % y la de cine triplicó sus usuarios[1]); las que desarrollaron sus actividades de extensión bibliotecaria en línea (exposiciones, cuentacuentos, clubs de lectura, cursos abiertos, difusión del patrimonio, certámenes literarios, de manualidades, fotografía, etc., en línea, incluso conversar con los usuarios para mantener la comunidad[2]); otras, colaboraron a través de sus markerspace en la fabricación de equipos de protección individual para sanitarios[3]; las más especializadas trabajaron en la curación de contenidos y datos para que investigadores y médicos accedieran a evidencias científicas con las que contribuir a paliar la situación actual[4].
La reapertura de la Bibliotecas físicas tras el estado de alarma, supuso la transformación del entorno relacional en el que hasta ahora se habían desenvuelto las bibliotecas, en un entorno seguro, siempre, bajo las directrices de las autoridades sanitarias. Limitaciones de aforo, cuarentena de materiales, hidrogeles, préstamos físicos bajo reserva son algunas de las medidas que convivirán con nosotros hasta el fin de la pandemia[5].
Todos nosotros en el algún momento nos preguntamos cómo será nuestro mundo una vez que hayamos pasado esta crisis de salud. Las bibliotecas también lo hacen. Si bien el espacio físico seguirá siendo esencial para atender las necesidades de la comunidad usuaria, esta crisis puede ser el impulso definitivo para la adaptación de las bibliotecas a lo digital.
Aumentar y ofrecer sus servicios digitalmente garantizarán su continuidad como agente social ante la nueva realidad en la que el teletrabajo, la enseñanza virtual y las videoconferencias han venido para quedarse. La cooperación en la digitalización de fuentes impresas y la posibilidad de compartir estas entre las diferentes bibliotecas, aunando conservación y difusión del conocimiento, pilares bibliotecarios, a la vez que permitirá la liberación de espacio para otros usos; un mayor fomento de la ciencia abierta; la integración de los recursos bibliográficos en las plataformas de enseñanza virtual; clubs de lectura y horas del cuento en streaming; acompañamiento telefónico o virtual cultural a personas que no puedan desplazarse, son algunos de estos servicios que también han venido para quedarse en la nueva normalidad de las bibliotecas.
No quiero terminar sin antes recoger las palabras del cineasta Frederick Wiseman «Nada mejor que una biblioteca como vacuna contra ésta y contra todas las pandemias que vendrán» pues no dejan de ser un «depósito de la historia y del conocimiento universal, ésos que son tan necesarios tener presentes en épocas de desastres como ésta».
[1] https://diariodevalladolid.elmundo.es/articulo/castillayleon/confinamiento-dispara-numero-prestamos-biblioteca-digital/20200419194128378488.html
[2] https://www.julianmarquina.es/acciones-que-las-bibliotecas-estan-llevando-a-cabo-durante-el-confinamiento/
[3] https://biblioteca.ulpgc.es/noticia-el-makerspace-sigue-fabricando-epi
[4] https://www.ohsjd.es/bibliotecas-ciencias-salud-tiempos-coronavirus
[5]https://rebiun.xercode.es/xmlui/bitstream/handle/20.500.11967/510/DIRECTRICES%20presencialidad%20versi%c3%b3n%202.pdf?sequence=4&isAllowed=y
Imagen de Chris O´brion.com
https://bibliotecas2029.wordpress.com/2015/09/04/seguimos-necesitando-bibliotecas-i/
Razón: Los nuevos alumnos que inician sus estudios en la universidad han de conocer todos los recursos que ésta pone a su alcance para ayudarles en la consecución de sus objetivos. La Biblioteca Universitaria es uno de ellos y es más que una simple sala de estudio. De ahí, surge Dulcilea.
Las bibliotecas cerraron sus espacios físicos para ayudar a contener la COVID 19. Durante ese tiempo y hasta su reapertura conforme a la nueva normalidad han sido muchas las iniciativas desarrolladas en el ámbito bibliotecario, muchas de ellas han llegado para quedarse.
Temática: Cambios en las bibliotecas ante la pandemia COVID 19.
PAS: Mercedes Santiago Calvo. Biblioteca Universitaria.
Especialización: Acceso a la información.