Cada día en España se suicidan 10 personas aproximadamente. 10 personas que se quitan la vida por decisión propia. ¿Lo sabían? Probablemente no, y no les culpo. En nuestra sociedad parece que hay temas de los que es mejor no hablar, quizás porque no nos gustan, porque es mejor no saberlo. Sin embargo, ahora nos encontramos en un período idóneo para reflexionar, y como dicen muchos expertos, de salir del túnel siendo mejores personas. Empecemos, entonces, por entender lo que pasa a nuestro alrededor, por ponernos en la piel de los demás, de los que nos rodean, en apreciar sus sentimientos y saberlos analizar. En intervenir. En ayudar. Tres sencillos argumentos nos ayudan a conocer la realidad actual del suicidio.
El primero, por prevención. Todo suicidio se puede prevenir, aunque ahora mismo les cueste creerlo. Pero así es, mediante el análisis de la conducta y la observación de las acciones. No les estoy pidiendo que se conviertan en expertos, ni mucho menos. Solo quiero que hoy, después de leer este artículo, reflexionen por qué ocurre esto y, sobre todo, por qué seguimos dejando que ocurra. Quizás las ayudas son insuficientes o los planes de prevención ineficaces.
El segundo de ellos, por un argumento psicológico. Por todos es conocido que las circunstancias que estamos viviendo ahora afectan. A nivel físico, mental… Este acontecimiento no tiene precedentes en nuestras vidas y hemos tenido que adaptarnos. Pero nos hemos olvidado, de repente, de todo lo que ocurría en el mundo cuando no existía la pandemia. Es como si se hubiera parado. Pero nada más lejos de la realidad. Personas con depresión que se ven ahogadas en sus casas, otras con problemas económicos que se acentúan más tras el cierre de los diferentes negocios. No. El mundo no se ha parado, y los problemas siguen existiendo.
Por último, por uno social. Desgraciadamente, el coronavirus se ha llevado por delante más de 20.000 vidas que podamos confirmar. Sin embargo, no sabemos qué está ocurriendo en cada casa, ni en el interior de cada persona. No oímos ni una sola voz que amortigüe las cifras del suicidio, y menos las oiremos actualmente, pues parece ser que no han importado nunca, y ahora tampoco. Pero no podemos dejarnos llevar por esa desinformación, el suicidio existe, y no entiende de clases, ni de tipos de persona. Puede tocarnos a cualquiera y cuando menos lo esperemos.
Quiero que piensen en la realidad que nos rodea y, sobre todo, en el poder que podemos tener nosotros para modificarla, simplemente aportando nuestro granito de arena. Informémonos sobre las ayudas, los planes de prevención, miremos más a los ojos de los que tenemos cerca, preguntémosles sobre sus sentimientos, cómo se sienten, ofrezcamos nuestro apoyo. Estoy convencida de que los ojos del suicida en el momento de morir nos congelarían el alma de tal modo que no podríamos sostenerle la mirada. Y, probablemente, en ese mismo instante seríamos conscientes de todo el sufrimiento que hay detrás. Actuemos.
Razón: Los alumnos elaboran un artículo de opinión sobre los suicidios en el confinamiento por Coronavirus.
Temática: Suicidios durante confinamiento por Coronavirus.
Alumnos: Belén Pérez Fernández.
Curso: 2019-2020.
Asignatura: Técnica de comunicación eficaz.