Las nuevas tecnologías han permitido un gran avance para la sociedad, pero no siempre se han desarrollado según su demanda.
Poner freno a un avance tecnocientífico no ha sido culpa únicamente de las empresas tecnológicas o, en su defecto, de las investigaciones realizadas. El público también es partícipe de los nuevos avances puesto que será el encargado de disfrutarlos junto con los sectores empresariales u organizacionales de cualquier tipo.
Muchas empresas deciden no poner a la venta sus artículos más recientes -las últimas novedades- o prefieren ofrecer una versión reducida por miedo al rechazo del consumidor. Un producto tecnológico demasiado novedoso o diferente a lo habitual no siempre es bien aceptado.
Por raro que parezca, esto sucede más habitualmente de lo que podría pensarse. El público influye mucho y si una tecnología -por buena que se considere- no ofrece garantías de compra, la empresa directamente la descarta o no culmina la investigación.
Pero ciencia y tecnología se han desarrollado muchas veces al margen de la aceptación ciudadana que, en un principio, no comprende su relevancia. Al final, sin grandes pensadores como Da Vinci o Copérnico, tratados de locos, no estaríamos donde estamos.
Razón: Artículo de opinión en el marco de la asignatura Técnicas de comunicación eficaz.
Temática: Influencia del público consumidor en el desarrollo tecnocientífico.
Alumnos: Fernando Heras Díez. Foto: Jorge Marcos Rodríguez.
Curso: 2017-2018.
Asignatura: Técnicas de comunicación eficaz.