Hace poco más de una semana nos encontrábamos tomando las 12 uvas y celebrando la llegada de este año nuevo 2025. Junto con las preparaciones navideñas propias de la fecha, también llegaron los míticos propósitos, esos inalcanzables a los que aspiramos a lo largo de los 365 días que tiene el año.
El fallo aparece con la gran diferencia que hay entre lo que habíamos planeado hacer y lo que finalmente podemos tachar de nuestra lista el próximo 31 de diciembre. Propósitos tomados desde situaciones irreales que carecen de cualquier tipo de plan para llegar a ellos, quedándose en meros idílicos.
Pero esto no significa que la mayoría de las personas estén predestinadas a fracasar en sus intentos de mejorar aspectos de su vida privada o de su trayectoria laboral; simplemente, hacen falta recursos para sacar provecho de ese empujón motivacional que supone el inicio de un nuevo año.
¿Por qué nos pasa?
Por lo general surge por la creencia popular de que “visualizar lo que queremos lograr va a atraerlo y por ende a cumplirse”, como si eso fuera tan sencillo. Esto deriva en una tendencia general a desaprovechar los propósitos de año nuevo.
Sin embargo, esto no significa que todas las personas que deseen conseguir algo a lo largo de estos meses no lo vayan a conseguir. Simplemente es esencial tener recursos para poder sacar adelante todo lo dicho, algo que se puede hacer con un plan claro y realista de la situación, pasando del “quiero esto” a “voy a conseguirlo a través de esto”.
¿Entonces?
El punto clave ahora es: ¿cómo podemos pasar de esos propósitos idílicos a propósitos reales? Y ahí es donde entran en juego la capacidad de estructurar y planificar cada uno de ellos con claridad y compromiso, características esenciales que deben sumarse a la motivación de cada uno.
Para ello es importante pasar de elementos generales como “ahorrar”, “viajar” o “quedar más con mis amigos” a elementos específicos como “quiero ahorrar 10 euros cada mes” o “quiero irme en verano a las playas de Mallorca”, dedicándole espacios y tiempos concretos. Evidentemente, tienen que ser propuestas realistas, porque, algo muy específico, pero completamente inalcanzable tendría la misma utilidad que algo inespecífico.
También es esencial alinearlo con nuestros valores. Cada persona tiene unas motivaciones que nos mueven a ser quienes somos y de las maneras que somos. Si nos proponemos cosas completamente alejadas de estos, es más posible que no los lleguemos a ejecutar.
Para terminar, un punto que añade vinculación a la meta final es compartir nuestros planes con nuestros amigos y conocidos. Ellos van a servir como fuente de motivación y de compromiso. No es lo mismo no cumplir algo que nos hemos dicho a nosotros mismos que algo que hemos compartido con todos.
En conclusión
Estas fechas son ideales para plantearnos nuevos comienzos, reflexionar sobre cómo queremos que sea nuestra vida y decidir qué cambios nos gustaría realizar. Aunque todos los años parezca el mismo ciclo, los cambios son posibles si adoptamos un enfoque realista, específico y alineado con nuestros valores.
Y tú, ¿qué propósitos te has planteado para este año?
Razón: La alumna de 4º del Grado en Psicología, Claudia Roldán García, colabora con el blog Vuélcate en su sección bimensual Desde el trasfondo para abordar cuestiones de actualidad relacionadas con su especialidad, desde la opinión y el análisis.
Temática: Propósitos de año nuevo. El año nuevo llega y consigo los propósitos de lo que queremos conseguir en estos 365 días restantes. Pero no valoramos la situación de manera real.
Alumnos: Claudia Roldán García.
Curso: 2024-2025. 4º Grado en Psicología presencial.
