Ninguna pseudociencia o medicina alternativa es recomendable en ningún caso, hay algunas cuyos efectos secundarios varían desde el vaciamiento de bolsillos hasta la renuncia a un tratamiento médico real con su consecuente muerte. Sin embargo, hay una en especial que supone un peligro en sí misma y cuyos efectos son, si cabe, más graves: la quiropráctica.
La energía que puede curarlo todo… otra vez.
Todos nos hemos estirado alguna vez y hemos oído crujir alguna parte del cuerpo, posiblemente la columna o alguna articulación. Este sonido debería indicarnos que algo falla o, al menos, hacernos pensar que no deberíamos escucharlo a menudo. Cuando en una consulta se dedican a hacer crujir todos los huesos y a recolocar la columna, es motivo más que suficiente para no volver jamás. Esto es lo que hacen los quiroprácticos.
Esta terapia nació en 1895 de la mano de David Daniel Palmer y, según cuenta, corrigió una vértebra desplazada a un conserje que recuperó su audición. Su hijo Bertlett Joshua Palmer ayudó a expandirla en el siglo XX. Las observaciones que realizó Palmer afirmaban que existía una supuesta inteligencia innata que nos permite controlar la energía de nuestro interior, la cual hace que el cuerpo se cure a sí mismo. Esto, por supuesto, no ha sido probado.
Palmer afirmaba que cuando la energía vital era bloqueada en la columna causaba enfermedades. Es decir, que si tenías sordera era por una contractura, no porque tuvieses una infección en el oído. No contento con ello, el inventor de la pseudoterapia reclamaba que, ajustando las vértebras de la columna, podía sanar todas las enfermedades, o por lo menos unas cuantas. También hay que destacar que esta energía no es, supuestamente, la misma que funciona en el reiki o en la acupuntura, es otra distinta. Parece ser que estamos llenos de energías que nadie ha sido capaz de probar.
Con todo esto, los quiroprácticos se dedican a hacer crujir la columna y el cuello para supuestamente sanar cualquier enfermedad, entre ellas el autismo, la migraña, los cólicos de bebés o los dolores menstruales -todas muy relacionadas con los crujidos de las vértebras, ¿verdad?
La quiropráctica no tiene base ni está regulada. Conviene no confundirla con la fisioterapia, una profesión sanitaria reconocida y avalada por la ciencia.
El peligro de un crack
Si se preguntan por qué es tan peligroso un quiropráctico y sus crujidos, les invito a escuchar los ruidos que hacen estos falsos terapeutas con los huesos de sus clientes aquí. Si tras escuchar estos ruidos no están convencidos de que algo no funciona en esta falsa terapia, sigan leyendo.
Todas las falsas medicinas y terapias alternativas dañan a la gente que acude a ellas, sin embargo, para mí, la protagonista de este artículo se lleva la palma. No le basta con afirmar barbaridades sino que además su método se basa en jugar con las vértebras y con el cuello de las personas, produciendo graves consecuencias como fracturas por compresión, accidente cerebrovascular o la propia muerte. Si piensan que exagero busquen a la modelo Katie May, cuya temprana muerte a los 34 años fue debida a un accidente cerebrovascular sufrido tras una sesión de quiropráctica.
Kevin Sorbo, quien interpretó a Hércules en la serie Hércules: Sus viajes legendarios corrió mejor suerte que la modelo. Tras filmar una escena de acción le apareció una molestia en el brazo y acudió al quiropráctico, este le hizo crujir y a la mañana siguiente el actor no podía levantarse de la cama y casi ni hablar. Había sufrido tres trombos y un aneurisma. Actualmente no se ha recuperado del todo, aunque al menos ha vivido para contarlo.
Un movimiento exagerado del cuello, de la espalda o de cualquier articulación que vaya más allá del movimiento natural nunca es recomendable y, sin duda, muy peligroso. De hecho, la quiropráctica es la terapia alternativa que más lesiones causa de forma directa, es decir, no lesiona por dejar un tratamiento eficaz por ella, sino que en sí misma es perjudicial para quien pone su cuello en sus manos.
El crujir no es vivir
La quiropráctica no es válida, ni como medicina -por supuesto- ni como terapia alternativa, porque lo único que asegura es la muerte, o en el mejor de los casos un trombo que pueda dejarte en una silla de ruedas toda la vida.
No sé por qué he tardado tanto tiempo en hablar de este horror -no puedo definirlo como otra cosa- pero no por ello es menos importante. Nadie que no sea un médico puede hacer tales labores. Nadie puede curarnos a base de hacer crujir el cuello y de retorcerlo hasta límites insospechados. La quiropráctica es una medicina alternativa que no cura nada, no es inofensiva y solo hace daño a sus pacientes hasta el punto de causarles la muerte.
Twitter: @MariaEsp19
Blog: Espantapájaros
Razón: La ex alumna de la UEMC María Espinosa escribe una columna sobre ciencia y divulgación llamada Un dragón en el garaje, ha-ciendo alusión a la metáfora más famosa de Carl Sagan. En la co-lumna se tratan temas científicos y divulgativos de una forma sen-cilla y amena.
Temática: Una de las terapias alternativas más practicadas y más peligrosas que se confunde habitualmente con la fisioterapia pero que nada tiene que ver, un peligroso engaño: la quiropráctica.
Antiguo alumno: María Espinosa Lorenzo.
Especialización: Grado en Periodismo en la UEMC. Trabajo Fin de Grado: Periodismo científico y homeopatía en la prensa digital generalista española. Especializada en Ciencia y divulgación.
Profesor responsable: Rosa María Arráez Betancort (Dpto. de Ciencias Sociales).
Qué absurdez, además el masaje quiropráctico, nada tiene que ver con esos crujidos que comenta, infórmese antes de decir barbaridades, sobre otros profesionales que nada tienen que ver con usted