QUE TU MEDICINA SEA TU ALIMENTO
Las recomendaciones de Hipócrates hace 2400 años son de lo más actual y es que los nuevos modelos de vida y patrones de actividad, a pesar de ser de lo más variopintos, muestran una tendencia creciente, principalmente entre los “milenials” , focalizada en la preocupación por una dieta equilibrada, una buena forma física y una tendencia hacia la selección de alimentos más limpios (Clean label), respetuosos, sostenibles y auténticos (Real Food). Otro factor de peso es el notable incremento de enfermedades asociadas a un estilo de vida poco saludable como las enfermedades cardiovasculares (ECV). Como dato significativo, en el año 2017, las ECV fueron la primera causa de defunción en Europa siendo la dieta la responsable de aproximadamente el 50 por ciento. Otros factores de riesgo, como pueden ser la hipertensión arterial, el Índice de Masa Corporal alto o la hipercolesterolemia, estrechamente relacionados con la dieta, también tuvieron un gran impacto, evidenciando la importancia de una alimentación consciente y responsable.
Figura. Porcentaje de muertes en Europa en 2017 causadas por ECV atribuibles a ciertos determinantes.
LOS ALIMENTOS FUNCIONALES…FUNCIONAN?
El objetivo del Trabajo Fin de Grado presentado por el alumno Diego Rosa y que tuve el gusto de tutorizar junto con mi compañero Emilio Guzón, parte de una extensa revisión bibliográfica, análisis de los productos comercializados con declaración de efecto funcional y una evaluación de su solidez científica y su marco legal.
En la actualidad, existen distintos nutrientes, avalados científicamente, que resultan de interés para prevenir las ECV y que pueden aparecer en una gran variedad de matrices alimentarias. Uno de los productos que destacan en esta tendencia son los alimentos funcionales. En Europa, y de forma generalizada en el mundo, existe la carencia de un marco regulatorio específico de este tipo de productos.
El International Life Sciences Institute (Instituto Internacional de Ciencias de la Vida, ILSI) es una fundación sin ánimo de lucro que opera en todo el mundo. Fue creada en 1978 para mejorar el conocimiento sobre los aspectos científicos de la nutrición, la inocuidad de los alimentos, la toxicología, la evaluación de riesgos y el medio ambiente. Al agrupar a científicos procedentes del mundo académico, el gobierno, la industria y el sector público, el ILSI pretende ofrecer una perspectiva equilibrada que permita solucionar los problemas que más afectan al bienestar de la población general. La rama europea del ILSI (ILSI Europe) engloba el mayor proyecto en alimentación funcional llevado a cabo en Europa hasta la fecha, de sus publicaciones se extrae la definición de alimentos funcionales como aquellos que demuestran poseer un efecto beneficioso sobre una o más funciones específicas del organismo, traduciéndose en una mejora del estado de salud o la reducción del riesgo de enfermedad.
Los alimentos funcionales merecen tal reconocimiento porque contienen sustancias que se conocen como compuestos bioactivos -componentes que, además de su nutrición básica, aportan un beneficio a la salud-. La EFSA -la mayor autoridad científica en materia alimentaria de la Comunidad- ha valorado un gran número de compuestos bioactivos con respecto a su funcionalidad ante ECV. El reconocimiento de los efectos funcionales de dichos compuestos, capacita a las empresas alimentaria a hacer uso de determinadas declaraciones en sus alimentos, de acuerdo con el Reglamento -CE- 1924/2006.
Tabla. Compuestos bioactivos con efecto funcional reconocido por la EFSA.
La definición legal de declaración hace mención a todo mensaje que reconoce ciertas características específicas en un alimento, pudiendo ser declaraciones de propiedades saludables y de reducción del riesgo de enfermedad, entre otras. En este Trabajo se aproximaron los conceptos de alimento funcional -según el ILSI- y declaración, lo que permitió proponer una definición de alimento funcional, que sirvió para realizar una búsqueda del mercado de alimentos funcionales útiles ante ECV, acordes a dicha definición;” un alimento es funcional cuando se vende empleando declaraciones”.
Otros productos que guardan relación con la tendencia anteriormente mencionada son los complementos alimenticios. El reglamento, define los complementos alimenticios como “productos alimenticios… que tengan un efecto nutricional o fisiológico”. De esta definición se concluye que los complementos alimenticios son alimentos, muy específicos, y que también son funcionales.
Este tipo de productos, más cercanos a los fármacos que a los alimentos, presentan inconvenientes como una potencial toxicidad -por interacciones con medicamentos o excesos en las Ingestas Máximas Tolerables- y el hecho de que no están contemplados para tratar enfermedades específicamente. Estos motivos son suficientes para considerar que sean prescritos por profesionales para evitar su uso indiscriminado.
Las autoridades competentes deben centrar sus esfuerzos en educar nutricionalmente a la población, pues existe el riesgo de que el consumidor asocie los alimentos funcionales con un sentimiento de “indulgencia” que predispone a compensar una dieta o estilo de vida inadecuado y que incluso enmascaren enfermedades silentes.
¿UN FUTURO PROMETEDOR PARA LA INDUSTRIA ALIMENTARIA?
Parece, efectivamente, que la tendencia de consumo se dispara (véase el ejemplo de los Fitoesteroles que ayudan a regular los niveles de colesterol) y la industria alimentaria es consciente de este próspero crecimiento y de su creciente demanda, por lo que busca de forma innovadora matrices originales para servir de vehículo a estos principios activos.
A pesar de aparentar un futuro prometedor, se han localizado algunas carencias relacionadas con aspectos básicos como:
- La investigación científica: en este campo presenta complicaciones metodológicas que dificultan considerablemente el establecimiento de causalidades entre un compuesto bioactivo y su hipotético efecto funcional.
- La carencia de textos legales con procedimientos y regulaciones adecuadas para este tipo de productos.
- La confusión conceptual del consumidor y el uso inadecuado de las declaraciones.
Ante esta situación, la industria alimentaria no puede avanzar tan rápido como la demanda de nuevos productos funcionales, al menos de una forma firme y reglamentada, lo que genera un escenario nada fácil con tres de sus principales actores -industria, investigadores y legisladores, en una posición subyacente.
A pesar de todo, el amplio margen de I+d+i de las industrias Alimentarias y la creciente necesidad de productos capaces de mejorar el estado de salud del individuo hace que el área de la alimentación funcional esté en continua evolución y experimente cambios importantes en los próximos años, en los que la suplementación personalizada cobrará especial interés y se posicionará como tendencia.
Razón: En esta publicación hablaremos de alimentación y salud, conclusiones relevantes recogidas en el Trabajo Fin de Grado realizado por el alumno Diego Rosa y dirigido por Ana Cristina Aldavero y Emilio José Guzón, sobre el cuidado de la salud cardiovascular y los alimentos funcionales….porque, ¿realmente funcionan?
Temática: Alimentos funcionales y salud cardiovascular.
Alumnos: Diego Rosa García.
Curso: 2020-2021.
Asignatura: Trabajo Fin de Grado.