Los relojes se pararon a la 00:17, un potente destello de luz seguido de una serie de pequeñas sacudidas desintegró millones de sueños. Al final Juan tenía razón, los jinetes en forma de misiles cubrieron los cielos sin impedimento alguno.
El tiempo fue lo primero en desaparecer de las mentes conscientes del sabor del uranio, sus gritos no estuvieron presentes en el mayor genocidio de la historia.
Las palabras de amor ya no son necesarias en un mundo irradiado de odio, las religiones dejaron de lado su amor al prójimo para dar paso al castigo por siglos de pecados y una manera obsesiva de intentar ser Dios.
Todo lo que valía millones de euros ahora no vale nada. Fuimos la última generación y lo sabemos ahora, pero solamente los que nos escondemos como ratas en búnkeres, aferrándonos a nuestros caducos recuerdos del ya extinto vergel del Sistema Solar.
No supimos valorar la piedad del genocida del este, convirtiendo así un viejo continente en un yermo moderno, repleto de ríos y lagos de llanto. Todo lo que sabíamos de la vida ya no sirve aquí, en la tumba de la humanidad.
Escrito por José María Bernal desde el búnker británico New Europe.
Razón: El alumno de Comunicación audiovisual, José María Bernal Jáñez, comparte un texto suyo con la comunidad UEMC y lo presenta al III Concurso vuelcatero 2021-2022.
Temática: Fin de la humanidad.
Alumnos: José María Bernal Jáñez.
Curso: 2021-2022.
