Los científicos contribuyen a la existencia de manipulación informativa al olvidarse de una función esencial adherida a su profesión; deben comunicar sus hallazgos. Sin embargo, la divulgación es la eterna olvidada en el campo de la ciencia, y los negacionistas y políticos se aprovechan de ello. El hecho de que el desconocimiento científico esté tan generalizado, contribuye también a que no sea un tema de interés para la ciudadanía y que los medios no traten asuntos como el medioambiente, o en todo caso, hablen de ello con un tono sensacionalista o catastrófico que fácilmente se puede refutar categorizándolo de exagerado. En ocasiones, sin embargo, la exageración tiene efectos positivos: temas como los medioambientales se introducen en la agenda de los medios de comunicación y en la agenda pública. Aquí es cuando aparece la pregunta de siempre ¿el fin justifica los medios? O lo que es lo mismo ¿la exageración está justificada si se consigue crear interés? Toda distorsión informativa es una desinformación, por lo que la respuesta es no, no todo vale.
Desgraciadamente, el negacionismo es un mercado de capitales; es decir, la contaminación genera ingresos para los “peces gordos”. Hay a quienes les interesa negar la evidencia, obviar los daños que se puedan generar en la salud de las personas y del mundo en que vivimos, siempre y cuando su cartera esté repleta de billetes. Por ello, no dudan en invertir miles de dólares y pagar a expertos que nieguen la situación de toxicidad a la que el Planeta Tierra se está acercando. Es el caso de American Enterprise Institute y su compra de artículos que rechazasen la existencia del cambio climático, o lo que es lo mismo, cómo los antimedioambientalistas utilizan la ciencia y sus argumentos a su antojo.
Los científicos deben establecer una relación comunicativa continua con los medios de comunicación, y deben hacerlo sin exageraciones que minen la confianza en sus investigaciones. Una actitud responsable de los científicos, sumada a la creación de interés mediático por sus estudios, derivaría en una conciencia social sobre temas que nos influyen a todos, y obligaría a los políticos a interesarse por el bien del ecosistema. Se necesita un periodismo de calidad en el mundo de la ciencia, tal y como se llevó a cabo, por ejemplo, por la revista Newsweek cuando sacó a la luz los actos de los lobbies antimedioambientales. No se puede permitir que se desvíe la atención de temas como el Prestige, que más adelante tendrán consecuencias debido a su abandono. ¿Qué pasará cuando el casco del Prestige comience a rajarse y vuelva a soltar fuel contaminando nuestra costa y nuestras aguas? ¿Entonces será cuando nos preocupemos? ¿Acaso no sería más lógico preocuparse antes de que las consecuencias sean inevitables? Si existiese más información, no viviríamos en una sociedad que permanece de espaldas a los problemas futuros.
Razón: Artículo de opinión en el marco del periodismo científico y medioambiental sobre el artículo de LADLE, R., JEPSON, P. y WHITTAKER, R.: “La lucha por la legitimidad en el cambio climático”, en Rev. Infoamérica. Málaga. Cátedra UNESCO de Comunicación. Universidad de Málaga. 2009. Nº1.
Temática: La importancia de una ciudadanía informada sobre problemáticas medioambientales.
Alumnos: Izaskun Martínez.
Curso: 2016-2017
Asignatura: Periodismo especializado.