La bici del legionario romano

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La XV Legión Apolinar tenía una de sus bases en Tergeste entre los siglos III y IV. En aquellos tiempos los cristianos eran perseguidos por el imperio romano y o estabas con Júpiter, Juno y Minerva, o de poco te valía siquiera ser tribuno de la legión. A Sergio no le valió, al menos, ya que fue llamado a capítulo para acabar torturado y decapitado. La señal de su martirio cayó del cielo en esa misma ciudad: una alabarda -o lanza- de hierro que se conserva como reliquia del santo sin rastro alguno de óxido.

Unos diecisiete siglos más tarde, Pietro Dal Molin comienza a fabricar bicicletas en Bassano del Grappa (Véneto, nordeste de Italia). Desde 1906, el negocio prospera poco a poco y logra superar las dificultades que provocan las dos guerras mundiales. Cerca de allí las modernas ‘legiones’ de esta convulsa primera mitad del siglo XX se disputan Trieste (la antigua Tergeste), una de las «tierras irredentas» reclamadas para completar la unificación de Italia. Arrebatada primero al decrépito imperio austrohúngaro al finalizar la Primera Guerra Mundial, fue ocupada en 1945 por la Yugoslavia de Tito tras la Segunda y seguidamente declarada «Estado Libre» (Italia recuperaría más tarde su administración en 1954). El impetuoso sentimiento patriótico italiano de ese periodo y el propio conflicto de Trieste explican el origen del nombre de la marca Wilier Triestina, donde ‘Wilier’ es el acrónimo de Viva Italia Libre y Redimida (W [evviva o viva] Italia LIbera E Redenta). Y a la que se incorporó la alabarda de San Sergio, inconfundible emblema triestino.

En 1946 Wilier Triestina da el salto a la primera línea del ciclismo con su propio equipo en el Giro de Italia, ganando la gran vuelta italiana dos años más tarde con Fiorenzo Magni. Algunos triunfos más modelaron su prestigio en los siguientes años hasta que súbitamente una errónea gestión empresarial abocó a los Dal Molin a vender la empresa en 1952. La marca perduró en otras manos -incluso se produjeron motocicletas y scooters bajo la misma denominación- pero estaba condenada a su desaparición. Milagrosamente en 1970 los hermanos Gastaldello la recuperan definitivamente para el ciclismo prácticamente desde cero. Desde entonces el empeño y la ilusión por rescatar todo un símbolo del ciclismo italiano dió sus frutos y Wilier Triestina comienza a despuntar por el diseño y la innovación de sus máquinas. Así los éxitos se fueron sucediendo en diferentes carreras de prestigio, destacando algunas gestas de Marco Pantani, el Campeonato del Mundo en ruta de Alessandro Ballan (2008) y el Giro de Michele Scarponi de 2011, todos ellos con la bici del legionario romano.

Wilier Triestina está entre las marcas o fabricantes de bicicletas más antiguas del mundo aún en activo. La más antigua es la también italiana Bianchi, de 1885. La inglesa Raleigh se creó en 1887 en Nottingham. Olympia inició su periplo en 1893 en Milán. La japonesa Nichibei Fuji (actualmente Fuji) se fundó en 1899, aunque no fabricó sus propias bicicletas hasta 20 años después.

En España, aunque Orbea se fundó en 1840 en Eibar, no se dedicó desde sus orígenes a fabricar bicicletas, sino armas. Las bicicletas Orbea comenzarían a rodar en 1930. También en Eibar y también con las armas comenzó BH en 1909, sin embargo sus bicicletas salieron a la carretera un poco antes, en 1923.

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Razón: ‘Enfoque Tomix’ es una selección de imágenes comentadas con las que descubrir algo nuevo a través de la óptica particular de @DaniTomix (Instagram y Twitter).
Temática: Historia de Wilier Triestina y las marcas de bicicletas más antiguas del mundo y de España.
PAS: Daniel Tomillo Colomo. Departamento de Admisiones y Marketing UEMC.
Especialización: Observar, indagar para descubrir algo y aprender antes de dormir.

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