La preocupación por el medio ambiente forma parte de la agenda de gobiernos e instituciones desde el inicio del siglo XX. La cumbre de la Tierra celebrada en Rio de Janeiro en 1992, o la firma del Protocolo de Kioto en 1997 son sólo algunas de las acciones emprendidas para paliar las consecuencias del cambio climático y mejorar en lo posible la calidad ambiental del planeta. Esta calidad ambiental influye directamente en la salud y el modo de vida de la sociedad, aunque es un concepto que engloba una gran cantidad de factores.
El ambiente en el que día a día nos desenvolvemos está influido por millones de factores externos. Alberto Pérez Sanz plantea los indicadores de medición que se utilizan para conocer el nivel de calidad ambiental. “La calidad ambiental afecta a la salud de los ecosistemas, de su integridad, y de la salud de las personas”, declara.
En la sociedad actual, la salud es uno de las principales preocupaciones y uno de los marcadores básicos a la hora de hablar de calidad. Los criterios de calidad en la salud de las personas se miden en parámetros que se observan, principalmente, en espacios de interior. La temperatura, la cantidad de oxígeno y de CO2, o el ruido son “algunos elementos que podemos o no percibir pero que marcan la calidad ambiental del entorno y afectan a nuestra salud”, explica Pérez Sanz.
Otro criterio de calidad ambiental lo encontramos en lo que Alberto Pérez denomina ecosistemas íntegros: “Un ecosistema íntegro es aquel en el que no encontramos presencia humana, excluyendo del término humana a alguna tribu que todavía está en comunión con la naturaleza”. La importancia de mantener un ecosistema íntegro en la sociedad actual reside en mantener su biodiversidad y la necesidad de tener un referente medioambiental a la hora de compararlo con un ecosistema degradado, es decir, manipulado por el hombre. “Cada ecosistema cumple una función y posee un equilibrio, por lo que es necesario que goce de una buena salud”, declara Pérez Sanz.
Al no poder renunciar al factor económico, y a la vez intentar mantener la integridad de un ecosistema, nace lo que se conoce como sostenibilidad. Según Alberto Pérez, “la sostenibilidad consiste en realizar alguna actividad económica o social a costa de lo natural”. Esta situación se integra dentro de lo que en la industria se denomina economía circular, que sustenta sus bases en la triple R, reducir, reciclar y reutilizar.
Esta nueva corriente industrial con mayor respeto por el medioambiente tiene como principal objetivo de futuro el ecodiseño, una nueva manera de fabricar sus productos. Pérez Sanz indica que el ecodiseño “es una forma de producir de manera que sirva para evitar seguir degradando el medio. Si las empresas diseñan productos con materiales reciclables y más sencillos de separar a la hora de reutilizarlos, el medio sufrirá menos sus residuos”. Las empresas deben adquirir un compromiso con el medioambiente y cubrir sus enormes producciones con medidas que regulen sus residuos.
Tanto el ecodiseño, como el mantenimiento íntegro de un ecosistema y su salud son algunos de los motores que generan una buena calidad ambiental. Además otro factor clave es la salud de las personas, por lo tanto es necesario que tanto la población como las empresas se vuelquen en un problema que afecta a todos.
Razón: Los alumnos de Periodismo especializado, en el apartado Periodismo medioambiental, contaron con la presencia de un científico divulgador que les ofreció una charla sobre criterios de calidad ambiental. Se trataba del ingeniero agrónomo y profesor de la UEMC, Alberto Pérez Sanz. De este modo, practicaron la entrevista reportajeada y desarrollaron sus capacidades como periodistas medioambientales.
Temática: Indicadores de calidad ambiental.
Alumnos: Rubén Fernández Dorado.
Curso: 2017-2018.
Asignatura: Periodismo especializado.