Allá por finales de los ochenta y comienzos de los noventa del siglo pasado comencé mis estudios de Diseño de Moda. Tiempos que parecen ya muy lejanos. Aún se podía escuchar como pregunta habitual para romper el hielo: ¿Diseñas o trabajas?[1] La razón principal era que el mundo del diseño y la creatividad en ciudades como Madrid y en España en general estaba en auge, se empezaba a hablar de “Moda de España” y las escuelas de diseño y moda se multiplicaron.
Durante mi época de estudiante conocí el trabajo de Manuel Piña (1944-1994), un creador que innovó en el tratamiento de materiales como la lana y trabajó con productores locales, antes de todo el boom de lo sostenible y local que vivimos actualmente. No se me olvida su imagen de pirata con su sempiterno pañuelo negro, saliendo a saludar después de sus desfiles.
Hace unos años tuve noticia de que su pueblo natal, Manzanares (Ciudad Real), situado en pleno camino de El Quijote, otro insigne personaje manchego, aunque en este caso sea literario, le había dedicado un museo. Según queda reflejado en el espacio expositivo, el propio diseñador expresó su deseo de que Manzanares tuviera un lugar dedicado a su obra. En 2007 su sueño se hizo realidad y el Museo Manuel Piña vio la luz.
El lugar escogido fue una bodega, no podía haber sido una ubicación mejor para un diseñador tan creativo y disruptivo como fue Piña, situada en una antigua casa señorial del siglo XVI, en pleno casco histórico de Manzanares, reconvertida en el Centro Cultural “Ciega”. En septiembre de este año por fin pude ir a visitarlo aprovechando unos días de vacaciones y disfruté de ese viaje en el tiempo a través de las creaciones del creador manchego. El museo conserva más de tres mil piezas y objetos que pertenecieron a Manuel Piña legadas por familiares y conocidos. Además de sus creaciones realizadas entre los años 70 y comienzos de los 90, su legado está formado por complementos, fotografías, vídeos y dibujos, entre otros, donde se puede ver el despliegue de imaginación y la atemporalidad de sus diseños.
Al descender las primeras escaleras del museo, nos encontramos con la imagen del diseñador que acompaña a un cronograma desde su nacimiento hasta su fallecimiento a los 50 años. Los tres primeros modelos que abren la muestra resumen el pensamiento y la forma de trabajar de Piña, donde se conjuga la modernidad y la tradición, junto con el uso de elementos del folclore manchego. El uso de diversos materiales como el cuero y la lana que muestra la Figura 1 fue una constante en su trabajo.
Figura 1. Cuerpo realizado en lana y cuero. Museo Manuel Piña.
Foto: Miguel Ángel Alarcón.
Al margen de los molinos de Campo de Criptana, sus ricos quesos y sus vinos generosos, Castilla-La Mancha ofrece una oferta cultural aún por explorar como muestra el Museo de Manuel Piña, con el que me he reencontrado varias décadas después y os animo a descubrir.
[1] En el 2016, me invitaron a realizar una exposición de mis figurines que conservo de mi época de estudiante de diseño en la VI Semana Complutense celebrada en la Facultad de Ciencias de la Documentación, que llevaba el título ·” ¿Diseñas o trabajas? ¿Te acuerdas? “Esta exposición se ha expuesto también en varias bibliotecas municipales de Madrid. El catálogo está disponible en https://www.calameo.com/read/004773495c16bece94646.
Razón: La antigua alumna Carmen Arroyo Martín, Doctora en Ciencias de la Documentación, colabora con el blog Vuélcate con su sección Cultura, creatividad y sociedad.
Temática: Recordando al diseñador de moda Manuel Piña tras un viaje a su pueblo y al museo en su honor.
Antiguo alumno: Carmen Arroyo Martín.
Especialización: Máster en Dirección y Gestión de Industrias Culturales y Creativas (Semipresencial).