En las secciones de “Ciencias” ya sea de los programas televisivos, periódicos, panfletos o de la recurrida web se informa muy frecuentemente acerca de grandilocuentes investigaciones o devastadoras predicciones. No siempre es así, más habitual es que la noticia haga referencia a pequeñeces de la Naturaleza y de sus extrañas producciones vinculándolas a la biodiversidad. La escala en ese caso es micro y se analizan matices casi inapreciables para un ser humano normal, pero no así a los ojos de un científico experto que, tras su larga experiencia, ha llegado a especializarse tanto que, como alguno se ha autodefinido en clave de humor, llega a saber casi todo de casi nada… es brooomaaa.
El hilo de la tela de araña es un claro ejemplo de esto último, de ahí que, con él, quiera despedirme este curso académico con una sección dedicada a algo tan sutil como veraniego usando las más prioritarias búsquedas por Internet:
Un titular de noticia reza así: “La tela de araña capaz de detener en seco un reactor jumbo”. A continuación, incluye su consecuente ampliación de tal guisa: “un cable no más ancho que un lápiz (unos 6 mm) y 30 km de longitud, hilado con tela de araña, sería capaz de detener de golpe a un avión a reacción como un Boeing 747“…construir algo así requeriría, solo para una hebra, 102.000 millones de arañas de jardín”. Este artefacto informativo es lo primero que me ha salido al buscar algo telarañístico para ambientar este artículo. La noticia publicada el 5 de febrero de 2015 es la mejor opción que me da Google acerca de las telas de araña -creo que voy a tener suerte-.
Siguiendo con el artículo -ummm me encantan los datos científicos…-: “…la seda de araña es 5 veces más resistente que el acero y 30 veces más elástica que el nailon”. Voy por buen camino.
Y mientras… en otro artículo de internet publicado el 3 de febrero de 2012,
encuentro una referencia a la prestigiosa “Nature” explicando las propiedades de la obstinación de las moléculas de la tela para soportar huracanes. En la parte dedicada a la resistencia de materiales consuma como sigue «cuando se tira del filamento, la estructura molecular única de la seda se despliega a medida que aumenta la exigencia, generando un efecto de estiramiento”.
Tras otra serie de explicaciones cortapegadas de la original se llega a la conclusión de que “la durabilidad de la red no es sólo debida a qué tan fuerte es la telaraña, sino también por cómo varían sus propiedades mecánicas mientras se estira”. Personalmente este corolario me activa los resortes de la autoayuda referentes a la últimamente tan declamada resilencia pues supongo que si se estira también se encoge. Y es que la Ciencia, con minúsculas aunque no lo parezca, al igual que el chocolate es empezar y no querer terminar, así que sigo con lo mío y busco en el siguiente artículo aportado por San Google: “la durabilidad de una tela no solo depende de la fuerza de la seda, sino de cómo su diseño general compensa el daño de los daños de los individuales. Se trata, sin duda, de una auténtica obra de ingeniería”. En este caso y referido seguramente al mismo artículo de “Nature” –la difusión en web se produce el 2 de febrero de 2011-, se pone el ojo en la obra ingenieril realizada por la araña como fuente de resistencia de la tela porque es la organización de las sedas –en su equilibrio de fuerzas- lo que soporta la estructura en su conjunto, a pesar de la existencia de ciertas zonas rotas. En este artículo, además, el texto viene complementado con una animación digital que expone la idea y que les habrá llevado su tiempo.
No puedo evitar, y no es para menos, ilusionarme con tanto saber y, en consecuencia, seguir indagando acerca de los porqués de la tela de araña y su capacidad de crear expectativas… En el mismo artículo, ahora resulta que existen dos tipos de seda que se hacen llamar seda viscosa, ella elástica húmeda y pegajosa, y seda de cable adjetivada como dura y seca; la primera organizada en espiral y la segunda radialmente colocada. Fli… po -que diría la princesa-, y obtengo un aprendizaje personal al descubrir que a la araña poco más o menos le da igual si el daño que le rompió la red que le da sostén y sustento proviene de la fuerza justa o de 100 veces dicha fuerza pues tendrá tras su rotura que volver a rehacerla. Ummm… qué interesante conclusión. En este caso, el aprendizaje lo traslado a la política… da igual perder por un voto porque el caso es que perdido queda y, de paso, lo vinculo con el proverbio recogido por George Herbert en Jacula Prudentum en 1651 que ya explicaba la teoría el efecto mariposa con algo así (traducción libre): “Por la falta de un clavo, la herradura se perdió. Por la falta de una herradura, el caballo se perdió. Por la falta de un caballo, el caballero se perdió. Por la falta de un caballero, la batalla se perdió. Y así como la batalla, un reino se perdió. Y todo por un clavo que faltó.”
La verdad es que la sección de Ciencia nos enseña carices que, en sí mismo, a los simples mortales aún no nos sirven para demasiado -no me veo criando millones de arañas para hacer una maroma que pare un Jumbo en marcha-, aunque, por ser veraniego, al igual que el arte o la cultura, la ciencia nos puede hacer reflexionar profundamente, conectar zonas cerebrales, fantasear con conclusiones inconclusas y, por ello, hacernos más humanos.
En cierta manera, al igual que las parábolas, los artículos de Ciencia nos sirven como soporte para repensarnos en lo que lo que ya sabíamos y así disfrutarlas imbuyéndonos en una autocreada posverdad un tanto posmoderna, o tal vez, sólo tal vez, con ello valorar la biodiversidad esperando que alguien, tras estas averiguaciones, un día nos resuelva algún problema cotidiano. Personalmente, espero las nuevas telas me resuelvan el problema de sobrepeso al hacer una ropa tan resistente y ligera y que, por fin, por un año pueda conseguir -incluso vestido- mi peso ideal en la operación bikini 2019.
Razón: El profesor Alberto Pérez Sanz participa bimensualmente en Vuélcate con su sección La abubilla errante. En esta sección opinará sobre diferentes temáticas de actualidad.
Temática: Medioambiente, humanismo y posverdad.
Profesor: Alberto Pérez Sanz. Prof. Dpto. de Enseñanzas técnicas de la UEMC.
Especialización: Innovación alimentaria, viticultura y medioambiente.