Llegaron, al caer la noche, a un motel de poca monta, a pocos metros de un restaurante con una estrella casi despejada. Parecía que se llamaba «Bela noche», aunque no se conseguía ver bien por fallos en el letrero luminoso.
Aparcaron a pocos metros de la carretera. El ruido de los coches seguía oyéndose a lo lejos. Entraron al motel, se quitaron las gafas de sol, que por una extraña razón no se las habían quitado aún. Se cogieron de la mano, se notaba cómo la química fluía entre ellos. Está mal decirlo por mi parte pero seguro que si Eros les viera se moriría de envidia, al ver este amor tan poderoso.
Llamaron juntos a la campana que había en la recepción. No parecía que saliera nadie de la puerta que había frente a ellos. Volvieron a llamar, pero esta vez apretándolo tan fuerte que casi rompen el timbre. Esperaron cinco minutos contados y, como no aparecía nadie, se dirigieron a la puerta.
A punto de salir del motel apareció un señor de alrededor de los 50, con un bigote bastante espeso que gritó para que la pareja volviera a la mesa. Se produjo un silencio incómodo, pero al final la pareja cedió y se giró para llegar al mostrador, donde aquel hombre bigotudo esperaba con una gran sonrisa dibujada en la cara.
Estuvieron hablando durante unos minutos y parece que, a regañadientes, les entregó una llave para la habitación 4.
Subieron a la habitación, cuando sonó el móvil. La mujer le miró, parecía preocupada. Cuando llegaron a la habitación, sacó el móvil de su bolsillo izquierdo y vio el mensaje. No había visto esa cara desde que había salido del bar, la noche pasada. Debía de ser algo grave. Al ver su cara de angustia, la mujer le abrazó con todas sus fuerzas. Apagó el móvil sin responder a aquel misterioso mensaje y se tumbó en la cama mirando un rato el techo. La mujer se sentó a su lado y le estuvo acariciando el pelo, le susurraba cosas al oído intentando silenciar las voces de su cabeza. No sé qué le dijo que le arrancó una pequeña sonrisa pícara y, por un momento, otra vez, consiguieron detener el tiempo.
Empezaron a besarse. Primero la frente, bajando por la nariz, llegando a la boca, bajando al cuello; empezaron quitándose la camisa, siguieron con los brazos, empezaron a reírse; parecía que, aunque fuera por un rato, sus problemas habían desaparecido. Se quitaron el pantalón, y cerraron la cortina.
Para una lectura más rápida o involucrarse más en la historia también estoy en mi blog: salvamedemimismo.wordpress.com o en Wattpad: Sálvame…de mi mismo @hija_de_osiris
Razón: Oculta bajo el seudónimo de Radio Rebelde -como en la película de Disney- está una persona ambiciosa y enamorada de una historia que es mucho más de lo que parece al ser leída. Es la única forma que tengo de expresarme luchando contra mi miedo de ser juzgada.
Temática: Historia de ficción, de luchas, amores rotos, otros correspondidos y reflexiones sobre todo pese a ser en contra de lo estándar.
Alumnos: Radio Rebelde.
Curso: 2018-2019.
Profesor responsable: Carolina Pascual Pérez (Dpto. Ciencias Sociales).