Ángela le acariciaba el pelo mientras Crystal se iba despertando.
– ¿Qué tal estás?
– Bueno, pero con el analgésico que seguramente me hayan puesto…
– Sí, ja, ja… vas a estar varias horas como grogui.
– Grogui o no, esta noche hay que disfrutarla.
Sonrió con una sonrisa muy pícara e intentó levantarse.
– Crystal, no fuerces…
Le cortó la frase con un beso y dijo:
– Tranquila, vamos a la cama.
Aunque él no quería, Ángela le ayudó a moverse. Se tumbaron en la cama e intentó quitarse la camisa. Ahogó un grito de dolor. Ángela le vio la cara y le ayudó a quitársela.
– Crystal, esta noche si quieres algo va a ser masajes o hablar, necesitas descansar.
– Vaaalee. Pues si me das un masaje en la espalda, me encantaría, luego te lo doy yo a ti.
– De acuerdo.
Se tumbó boca abajo, ella se sentó encima y comenzó a masajearle alternando masaje con besos en cuello.
– Aún no he podido olvidar que todas estas cicatrices te las hiciesen… Te pusiste como un estúpido delante. Todas y cada una de esas iban para mí.
Empezó a llorar mientras seguía con el masaje. Crystal se giró y le limpió las lágrimas.
– Calla. Fue decisión mía. No podía ni puedo aún permitir que nadie te haga daño. Aún me culpo de no haber evitado ese primer latigazo que cubres con la pluma.
Hizo una pausa para retener las lágrimas y siguió.
– Ángela, antes de que nadie te toque tendrán que pasar por encima de mis cenizas. Te prohíbo culpabilizarte de esto. Si volviera a pasar, haría lo mismo. No me arrepiento ni me arrepentiré nunca por ello.
Esta vez fue ella quien lo besó.
– Te amo, puto loco.
– Y yo a ti, maldita majadera.
De repente se fijó en que en la sábana había sangre. Le miró el brazo. La herida volvía a sangrar. Parecía muy asustada.
– Crystal, vuelves a sangrar. No debería. ¿Estás bien?
– Sí, sí, tranquila. Voy un momento al baño. Se levantó, todo parecía correcto, dio varios pasos y se derrumbó en el suelo.
– ¡Crystal, ayuda!
Entonces, se abrió la puerta.
– ¿Ocurre algo?.
Preguntó el señor.
– Se ha vuelto a desmayar.
Entraron corriendo.
– Vuelve a tener mucha fiebre. Mujer, trae un paño húmedo ya.
Le quitaron la venda, le pusieron el paño en la frente. Ángela, con los ojos en lágrimas, le sujetaba el paño, le sostenía la cabeza en alto y le acariciaba el pelo.
– Tranquila, es una persona muy dura de roer por lo que veo, seguro que está bien. Por cierto, ¿cómo se hizo todas esas cicatrices?
Ángela, sonrió muy débilmente
– El muy estúpido se puso delante de un látigo para protegerme.
El señor también sonrió.
– Qué valiente.
Tras una pausa reflexiva:
– Espera un momento, así que estás insinuando que él es Crystal, el favorito de todos, el valiente, el loco que por proteger a su pareja de 3 latigazos, soportó 60?
Tras una cara de asombro.
– Sí, es él. ¿Cómo lo sabes?
– Todo el mundo en la organización hablaba de cómo tan locamente, aunque con tanto coraje, se enfrentó al señor del látigo sólo para proteger a quien amaba.
Tras otra pausa.
– Espera otro momento, si él es Crystal, tú eres Ángela.
– Así es. No os lo dijimos antes por precaución.
– No me creo que estemos con los legendarios Crystal y Ángela. Bueno… sigamos con la herida, luego, cuando esté mejor, hablaremos del tema. Mujer, necesito otro paño húmedo para la herida.
Le pusieron el paño en la herida, seguía con el otro en la frente y estuvieron en silencio durante mucho tiempo.
Para una lectura más rápida o involucrarse más en la historia también estoy en mi blog: salvamedemimismo.wordpress.com o en Wattpad: Sálvame…de mi mismo @hija_de_osiris
Razón: Oculta bajo el seudónimo de Radio Rebelde -como en la película de Disney- está una persona ambiciosa y enamorada de una historia que es mucho más de lo que parece al ser leída. Es la única forma que tengo de expresarme luchando contra mi miedo de ser juzgada.
Temática: Historia de ficción, de luchas, amores rotos, otros correspondidos y reflexiones sobre todo pese a ser en contra de lo estándar.
Alumnos: Radio Rebelde.
Curso: 2018-2019.
Profesor responsable: Carolina Pascual Pérez (Dpto. Ciencias Sociales).