La ciencia es un servicio público ya que incumbe a todos los ciudadanos. Actualmente, este bien común está, en su mayor parte, en manos de grandes empresas privadas y, por lo tanto, refugiada en la mercantilización. La lógica capitalista, en la cual el dinero prima frente al progreso científico, pone barreras a la ciencia en el camino a hacerse hueco en la sociedad. Y si se le suman los bulos y los silencios, las dificultades aumentan.
El control ejercido por las grandes corporaciones en la ciencia perjudica al conocimiento y a la información que recibe la ciudadanía. Las empresas emiten bulos o falsas informaciones, menos reprochables, para desprestigiar a otras organizaciones competidoras. Esta lógica mercantil acaba teniendo consecuencias en la sociedad que termina desconfiando de la ciencia o rechazando ciertos productos fruto de una desinformación y unas mentiras vacías de contenido, pero llenas de capital.
Las corporaciones apuestan por una investigación que les beneficie, lógicamente, porque cualquier otra será silenciada. Coca Cola, una de las mayores compañías del mundo, no querrá que la sociedad sepa de los perjuicios de sus productos; empresas de cirugía plástica pagarán mucho por publicidad que genere la necesidad de seguir un canon de belleza para silenciar los problemas de sus tratamientos; Facebook contribuirá a la adicción al móvil planteando los beneficios de la socialización online, pero minimizando sus daños en las habilidades sociales.
Como consecuencia, la ciencia pierde su perspectiva de servicio público porque no ayuda al ciudadano a dominar aspectos de la realidad que pueden afectarle. Y las grandes corporaciones llevan su ayuda a la sociedad a su propio terreno y beneficio.
No cabe duda de que el dinero es lo primero que un empresario tiene en cuenta al dirigir sus objetivos, pero si esos objetivos se alejan del bien común, está vendido a intereses comerciales donde todo vale. La ciencia está vendida a un malentendido sistema capitalista, y es aquí donde radica su mal… porque la ciencia es de todos y para todos.
Razón: Los alumnos realizan un artículo de opinión basado en la ponencia virtual “Este bulo es un tardígrado: las mentiras más resistentes de la ciencia y la tecnología”, ofrecida en el marco de la Jornada Increíble… pero falso, organizada por el Museo de la Ciencia de Valladolid en abril de 2021. Rocío Pérez Benavente, coordinadora de Maldita Ciencia fue la ponente y esta actividad se enmarcó en Periodismo científico y pseudociencia.
Temática: Bulos e informaciones falsas.
Alumnos: Daniel Rodríguez Baquero.
Curso: 2020-2021.
Asignatura: Periodismo especializado.