Gisel, baila: Silueta con voz de mujer

0
Ocaso de una bailaora Autor: Alejandro Conde López
Ocaso de una bailaora Autor: Alejandro Conde López

La emoción tiene sus raíces en el inconsciente
y se manifiesta en el cuerpo.

A Irene Claremont de Castillejo

Una rosa en la mano y un delicioso lunar sobre su mejilla izquierda. Así la recuerdo. Se llama Gisel, pero la llaman Lola. Pura vitalidad. Puro caudal de sensaciones encontradas. Energía y felicidad chispeante reposan sobre sus pies. Gisel es como un continente inmenso y despoblado. Sus posibilidades de comunicación son infinitas. Ella sabe acercar su arte al resto del mundo con tan sólo su diáfana sonrisa y profunda mirada.
– “Dime Gisel – ¿Y por qué has ingresado aquí ¿” – le pregunté.
– “Porque en mi mundo ya lo he dado todo” – me respondió.
– “¿Y qué es todo?” -le pregunté con gran interés.
– “Mi alma” – señaló.
Compleja respuesta, medito en silencio. Y comienza dentro de mí un torbellino de ideas y sentimientos encontrados. Alma, corazón y espíritu. ¿Cuál es una? ¿Cuál es otro? ¿Y en qué se diferencian?
Yo no me atrevo a concretar y le pregunto directamente cómo ha empeñado su alma.
Y me responde: “Mis pies tuvieron magia durante muchos años”.
“Mis pies eran puro tributo al arte: el baile. Bailaba descalza. Bailaba sin rumbo desconocido. Era como un pentagrama sobre un trozo de papel imborrable. Firme. Estable. Mis pies bailaban al compás de cualquier dulce melodía. Pero envejecí. Y con los años envejecieron también la firmeza y vitalidad de mis pies sobre el escenario.
Y poco a poco, mis pies se fueron acostumbrando a brillar desde la parte trasera del escenario. “Me dediqué a compartir mis conocimientos y mi experiencia con quienes algún día serían grandes bailaoras como lo fui yo” – nos comentó.
La pérdida de su fortaleza física le desvió hacia un camino totalmente árido y distinto: el olvido de su carrera artística. De Manhattan a Zaragoza. Del arte que estremece el alma, el corazón y el espíritu, a la ardua tarea de transmitir sus conocimientos a otros. De ahora en adelante, su pentagrama tendría otras notas musicales. Habría de extrapolar su arte:
“Adquisición y desarrollo de destrezas motrices específicas, desarrollo de capacidades coordinativas, adquisición de conocimiento y control”.
“Porque los primeros y últimos pasos del ser humano se ejecutan caminando”- me dijo con una voz ronca y entrecortada.
Así yo recuerdo a mi bailaora favorita…
“Cinco notas de un pentagrama a paso lento o más bien caminando”.

La danza es el lenguaje oculto del alma.
Martha Graham

Razón: Silueta con voz de mujer responde al nombre de la colaboración literaria mensual que la profesora del Grado en periodismo semipresencial, Ruth Amarilis Cotto Benítez, efectuará en Vuélcate. Se trata de una serie de relatos cortos que empoderen a las mujeres.
El logo de su colaboración ha sido cedido por el pintor Alejandro Conde. Se trata de su obra titulada Mujer con sombrero. Y este mismo pintor colabora con otras obras cedidas para ilustrar específicamente algunos relatos de la autora.
Temática: Amor.
Profesor: Ruth Amarilis Cotto.
Especialización: Filología Inglesa. Dpto. Ciencias Sociales (UEMC).

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here