El mes pasado reflexionábamos sobre el pensamiento mágico y sobre cómo podía afectar a nuestra vida. La capacidad de crear historias y de buscarle una explicación, por muy irracional que pueda parecer con el tiempo, es lo que nos distingue de los animales. Esta habilidad es la que nos hace humanos, con ella hemos creado las mayores historias y las más grandes obras de la humanidad. Sin embargo, cuando llevamos esta creación de historias al extremo, y no me refiero a escribir un Quijote, podemos encontrarnos con unas cavernas aún más profundas que las de Platón de las que ya no podemos salir.
Con mercurio retrógrado no encontrarás el amor, pero igual te mueres
¿Quién no conoce su signo del zodiaco? ¿Quién no ha leído alguna vez su horóscopo?
Todos nos hemos cruzado con alguien en nuestro camino que nos ha hablado del horóscopo, de hecho, algunos, incluso, hemos tenido que soportar con una sonrisa fingida mientras una persona nos hablaba de cómo éramos por el mes en el que habíamos nacido. La creencia en el horóscopo es uno de los mejores ejemplos de pensamiento mágico actual. De esto ya hablamos en este blog, aunque nunca está de más recordar una de las más grandes estafas de todos los tiempos.
No vamos a analizar por qué hay quien cree en el horóscopo, sino que vamos a emplear este ejemplo para continuar indagando en las profundidades del pensamiento mágico.
Al fin y al cabo, el horóscopo es una explicación a algo que no la tiene: nuestra personalidad. Igual que en la antigüedad atribuían a los dioses los actos que no comprendían – aunque esto sigue de moda-. Si no sabemos por qué somos tan creativos se lo atribuimos a las estrellas. Si nuestro signo del zodiaco dice que somos cabezotas y que no damos nuestro brazo a torcer ya tenemos una explicación de por qué estamos discutiendo con alguien, de hecho, tenemos una excusa. Y aquí está la cuestión, cuando utilizamos este pensamiento mágico como justificación para nuestros actos. No eres cabezota porque hayas nacido en un mes concreto, lo eres porque no te molestas en ver los puntos de vista que no son como el tuyo. En cuanto a la creatividad… ¿quién sabe? Tal vez te hayan estimulado cuando eras pequeño para que jugases más con unas pinturas que con los balones o tal vez es algo innato; pero nada tiene que ver un planeta ni las estrellas con eso.
Aún con todo el horóscopo es inofensivo, no provoca guerras -de momento- y no es algo que pueda perjudicar la vida gravemente. Pero sí es una muestra de cómo funciona nuestra mente y de lo que estamos dispuestos a creer. Es infinitamente más fácil que creas ciegamente que la homeopatía te va a curar si lees el horóscopo y te lo crees. ¿Por qué? Porque ya estás acostumbrado a creer en algo sin pruebas. Y eso es pensamiento mágico. ¿Se os ocurre otro ejemplo de fe ciega que aporte una explicación a las cosas de nuestra vida?
No soy religioso, pero, por si acaso, pido a dios que me dé suerte
Ya sabemos que las tormentas no son producto del enfado de Zeus, de hecho, nos parecería ridículo pensarlo. Pese a esto, hay quien de verdad piensa que rezar a su dios -sea cual sea este- va a hacer que su vida vaya mejor. ¿Por qué nos parece tan ridículo pensar que Zeus es responsable de las tormentas, pero aceptamos como normal el pensamiento de que un dios ha salvado a alguien en el quirófano?
El sentimiento religioso es algo tremendamente poderoso, persigue nuestra vida de tal forma que no somos conscientes. Nuestro calendario, nuestras fiestas y vacaciones e incluso algunos ritos, todo ello es por una religión. Puedes creer o no, la espiritualidad de cada uno es algo privado y particular. El problema está en que las religiones se basan en el pensamiento mágico, lo hacen más presente en nuestras vidas y lo presentan como algo bueno.
No tomaremos un ejemplo específico sino la idea que todas las religiones comparten: la existencia de un ser superior. Este ser se supone que ayuda a las personas a cumplir sus objetivos a cambio de rezos, ofrendas y fe ciega. Pero, ¿es algo seguro? ¿por qué no siempre funciona? Sobre esto se ha pivotado tanto que las distintas iglesias tienen sus respuestas bien atadas. Entonces, si esta deidad no cumple con los deseos de sus súbditos, ¿para qué está ahí? ¿tenemos pruebas de que esté? ¿por qué es tan valorable la fe ciega?
En cualquier caso, dentro de nosotros sigue existiendo esa llama de duda y ahí el pensamiento mágico se dispara. Cuántas veces habéis escuchado a alguien decir algo como: no, yo no soy religioso, pero por si acaso le rezo a la virgen de … para que me traiga suerte. A mí no puede llamarme más la atención, ¿si no eres religioso por qué crees que rezar a esa virgen te va a ayudar? Porque nuestro pensamiento supersticioso y mágico es más fuerte. Y si no tenemos suerte y no rezamos siempre nos lamentaremos de no haber orado para pedir fortuna; cuando racionalmente sabemos que no tiene nada que ver, pero parece que esa parte de nosotros está más oculta en la caverna de la mente.
¿Hasta dónde nos puede llevar la superstición? ¿Cómo podemos comenzar a deshacernos de este pensamiento mágico y rescatar el raciocinio del que es capaz nuestra mente? El mes que viene lo descubriremos.
Twitter: @Mariaesp19
Instagram: mariaespinosa.19
Blog: Espantapájaros
Razón: La ex alumna de la UEMC María Espinosa escribe una columna sobre ciencia y divulgación llamada Un dragón en el garaje, haciendo alusión a la metáfora más famosa de Carl Sagan. En la columna se tratan temas científicos y divulgativos de una forma sencilla y amena.
Temática: Continuamos explorando el pensamiento mágico y supersticioso. ¿Creer en el horóscopo nos hace más fácil fiarnos de la homeopatía? Y ¿por qué hay quienes rezan sin ser religiosos? Vemos hasta dónde puede llegar el pensamiento supersticioso.
Antiguo alumno: María Espinosa Lorenzo.
Especialización: Grado en Periodismo en la UEMC. Trabajo Fin de Grado: Periodismo científico y homeopatía en la prensa digital generalista española. Especializada en Ciencia y divulgación.
Profesor responsable: Rosa María Arráez Betancort (Dpto. de Ciencias Sociales).