Las interacciones entre entidades corporativas y entidades periodísticas no suelen salir bien, y es bien conocido por todos, entonces ¿por qué se mantienen? Es como pedirle a un agricultor que cocine como un chef. Ambas profesiones están involucradas en la comida, pero requieren habilidades y conocimientos muy diferentes. Debemos acabar con la idea de que estas entidades pueden coexistir porque no se da una relación equilibrada. Los intereses financieros siempre ganan con lo que nos vemos perjudicados, pero sobre todo la verdad es la que sale peor parada.
Un aspecto sobre el que no se ha discutido suficientemente es la presión que los periodistas sufren en cuanto a la cantidad de tiempo que tienen para escribir y publicar sus trabajos. Con los intereses financieros de los medios viene la necesidad de noticias constantes, con lo que los artículos se producen a la carrera, con investigación y contraste mínimos, y a veces con dudoso contenido real e informativo. Esto supone, no solo una vergüenza para la profesión periodística, sino que también se corre el riesgo de una desinformación accidental porque el periodista podría publicar hechos no ciertos que, según el tema, podrían ser muy peligrosos.
El problema más conocido, y el más grave también, es que los medios no quieren publicar ciertos hechos o descubrimientos por el miedo a las acciones legales que grandes empresas o Gobiernos emprenden contra ellos. A veces no quieren perder su lugar en las ruedas de prensa, o no quieren perder ciertas entrevistas con directores, ministros o celebridades. Vemos un ejemplo claro en la película ‘El Dilema’ en la que CBS no quiere transmitir las partes claves de un programa sobre los efectos perniciosos del tabaco porque tiene miedo de un pleito grande interpuesto por las poderosas tabacaleras. Las corporaciones y Gobiernos pueden salir impunes de casi cualquier situación, dado que tienen el dinero, y al mismo tiempo se socava el periodismo como profesión y la libertad de toda la población.
Finalmente, la gente con mentes corporativas no entiende el periodismo tan bien como los periodistas, no sabe el impacto que puede tener un artículo, y también desconoce los beneficios de un buen periodismo. Las corporaciones podrían pensar que un artículo tendrá un mal impacto en su empresa, pero puede que verdaderamente suceda lo contrario porque la credibilidad de la empresa podría aumentar, al igual que su reputación y rentabilidad.
En conclusión, los intereses corporativos y periodísticos nunca deberían mezclarse. Una solución podría ser dedicar a algunos periodistas a las noticias rápidas y dejar en paz a los periodistas que investigan una historia con mayor profundidad para que puedan llevar a cabo un periodismo de calidad, que hoy en día es más imprescindible que nunca con las redes sociales y ‘fake news’. ¿Si no acabamos con la conversión de la prensa en empresa, qué sucederá? ¿Vamos a valorar el dinero más que la verdad? Tenemos que separar el periodismo de las corporaciones, antes de que la verdad y la transparencia se conviertan en conceptos obsoletos.
Razón: Artículo de opinión en el marco de la asignatura Periodismo de investigación tras ver la película El Dilema (1999) de Michael Mann.
Temática: Imposibilidad de una buena relación entre empresa y periodismo.
Alumnos: Ryan O´Sullivan (Movilidad internacional: Reino Unido).
Curso: 2020-2021.
Asignatura: Periodismo de investigación.