Cada año me enfrento a la realidad del espejo: más arrugas, menos pelo, mismas ojeras pero distinto mirar. Es entonces cuando no puedo parar de pensar en que hubiera sido si hubiera hecho o no tal o cual acción; ya sabéis, lo típico de la crisis de los 30 pero sin tener llegar a la treintena.
A mis 24 años tengo más libros leídos que personas he conocido, no me siento cómodo en el bullicio de una discoteca cuyo ritmo está llevado por canciones sin alma y, para salirme aún más de los estereotipos de mi generación, mis esfuerzos no están centrados en la conquista de una persona sino en mi propio descubrimiento. Pero es innegable que he conocido a bastante gente, he acudido a decenas de discotecas y he estado en unas cuantas relaciones, aunque en las tres situaciones he acabado tan mal, psicológicamente hablando, que he repudiado todo pensamiento proveniente de esos temas.
Sé que moriré solo, quizás no hoy ni mañana, pero sé que las personas que hoy están a mi lado no estarán en mi partida. Se supone que la vida se basa en aprovechar el presente para no lamentarse en el futuro, pero no soy capaz de ser así. Probablemente sea debido a que lo bueno se valora cuando se pierde o porque soy incapaz de vivir el aquí y el ahora, de todas formas, aunque lo hiciera, moriría solo.
El espejo es conocedor de todos estos pensamientos, de cada remordimiento que germina en mi cara al recordar los besos de esa persona o cuando veo que amigos míos han acabado en tierra de nadie por no salir de la caverna a tiempo. Si pudiera romper el espejo, y así su maleficio, lo haría sin pensarlo pero sé que lo único que ocurriría es que tendría que ir al hospital, solo, con una herida abierta a la noche y teniendo que lidiar con la pregunta de turno:
-¿Te ha pasado esto por meterte con quien no debías en la discoteca de aquí al lado, a que sí? -Dicho por una enfermera hastiada por sus interminables turnos.
-Pues no, ha sido por querer romper mi pasado- la respondería mientras ella me saca cristal tras cristal, como soldado herido que le sacan metralla tras una carga de bayonetas.
Razón: El alumno de Comunicación audiovisual, José María Bernal Jáñez, comparte un texto suyo con la comunidad UEMC y lo presenta al III Concurso vuelcatero 2021-2022.
Temática: Una vida en el espejo.
Alumnos: José María Bernal Jáñez.
Curso: 2021-2022.