«El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males»
-Leonard Cohen-
Él pensaba; ella sentía. Él valoraba por encima de todo el intelecto; ella le prestaba atención al corazón. Él apenas sabía leer y ella era todo poesía. Lo suyo podía considerarse un matrimonio de conveniencia, como tantos otros que se habían celebrado por estas tierras tan dispares y lejanas de occidente. Pretendían quererse, pero a ciencia cierta no se comprendían. Entre ambos se interponía un gran y casi irreconciliable abismo. Él vivía entregado a la atención de los asuntos y negocios familiares mientras ella se complacía en atender a todos, de espaldas a los negocios familiares. Al trascurrir de los años, el hombre acumuló una gran fortuna, pero su carácter era cada vez más agresivo e irritable. No obstante, ella se había convertido en una gran mujer, capaz de amarle, muy a pesar de su carácter tan violento y hosco. Curiosamente, él no contaba con amigos, pero sí con enemigos. En cambio, la mujer contaba con personas que la querían y admiraban. Sorpresivamente, él comenzó a debilitarse y a envejecer prematuramente, en tanto que ella cada vez era más joven, bondadosa y hermosa. Él optaba por no ayudar a nadie, ni tan siquiera a los suyos, pero su mujer era como una risa de generosidad para todos, sin exclusiones. Él no lograba descubrir el secreto que mantenía tan viva y hermosa a su mujer. Pensaba que escondía un secreto.
– No hay secreto alguno que el del amor – reiteró ella apaciblemente mirando fijamente al hombre.
Pero él estaba convencido de que su mujer guardaba un secreto como algún bebedizo mágico o conjuro. Un día ella se encontraba limpiando varias alfombras cuando no se percató de que había una boa que estaba enrollada y escondida en una de éstas. Sorpresivamente, el infalible reptil logra introducir su veneno en la corriente sanguínea de la joven…
El hombre, hundido en la desesperación, cae a los pies de su mujer y trata de reanimarla inyectando un antídoto que la cura poco a poco.
Él se sintió avergonzado y arrepentido prorrumpiéndose en un llanto sincero e incontenible. Ella le mira a los ojos y le dice:
– Me ha salvado el amor que sientes por mí, mi amor.
*Zaynab: término árabe para designar a una mujer preciosa.
Razón: Silueta con voz de mujer responde al nombre de la colaboración literaria mensual que la profesora del Grado en periodismo semipresencial, Ruth Amarilis Cotto Benítez, efectuará en Vuélcate. Se trata de una serie de relatos cortos que empoderen a las mujeres.
El logo de su colaboración ha sido cedido por el pintor Alejandro Conde. Se trata de su obra titulada Mujer con sombrero. Y este mismo pintor colabora con otras obras cedidas para ilustrar específicamente algunos relatos de la autora.
Temática: Amor.
Profesor: Ruth Amarilis Cotto.
Especialización: Filología Inglesa. Dpto. Ciencias Sociales (UEMC).