Las primeras crisis de nuestro fútbol (III). El Montepío de futbolistas

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Todos los avatares que se estaban produciendo en el fútbol de los primeros años 30 se iban intentando paliar, algunos de ellos con soluciones tan creativas que los tiempos modernos aún nos remiten a aquellas: Las organizaciones de los campeonatos, la designación de los árbitros, la preparación del equipo nacional…. Sin embargo, otro asunto se mostraba entonces como de sumo interés y al cual había que plantarle cara cuanto antes. En un fútbol no completamente profesional (y menos con las connotaciones actuales), las lesiones de los futbolistas eran un tema crucial.

Y es que “los campos resbaladizos, las pistas peligrosas y el amor propio tan exagerado de los contendientes”, se escribía entonces, llevaba a que en muchas ocasiones los heridos en el campo de batalla (nunca mejor dicho) fueran numerosos. Los propios terrenos de juego no concurrían homogéneos. Mientras que en el norte sí que eran de hierba, en el interior el verde escaseaba con lo que la dureza de los partidos iba in crescendo. Por si fuera poco, se intentaba que los espectadores no alentaran el juego violento, cosa no muy fácil de lograr cuando el enfervorizado espectador quería que ganasen lo suyos como se dice por lo civil o por lo criminal.

El presidente de la Federación Centro Castellana era un médico, el doctor Oller, y quizá fuera esta una de las razones para que, siguiendo lo que ya se estaba apuntalando en Cataluña bajo la supervisión del cirujano Emilio Moragas también como presidente de la federación local, se pusieran en marcha los cimientos del famoso Montepío de futbolistas, el antecedente de la mutualidad, la Seguridad Social o de los seguros privados del trabajo.

La federación castellana había incorporado no sólo a Valladolid con su amplia comarca sino también a Castilla La Mancha con lo que el terreno era amplio y la necesidad perentoria. Así lo señalaban los máximos responsables. El Montepío era vital para atender a los heridos y lesionados en los accidentes deportivos ya en partidos, ya en entrenamientos oficiales. Los beneficios de este organismo, se estimaba, alcanzarían a todos los jugadores federados siempre que su club estuviera en regla y al corriente de pagos con la Federación. Y se extendían tanto a tratamientos iniciales, atención, exploraciones, como a radiografías, intervenciones e incluso a posteriori.

En este sentido, en la temporada de 1931, un futbolista de Tercera división Miguel Uceda González sufrió un grave percance en un partido y el Montepío aprobó la campaña siguiente un socorro (también llamado beca) de 2.000 pesetas para él “debido a haber quedado inútil como consecuencia de un fatal accidente”. Fue este uno de los primeros beneficiados.

Por entonces, estas cuotas que cada club debía pagar se dividían en dos. Para los equipos menores se establecía una aportación de 5 o 10 céntimos por cada entrada vendida, mientras que para las entidades más potentes (equipos de primera división se entendía) cada club debía fijar uno o dos encuentros amistosos con entrada a beneficio de dicho Montepío.

Junto al doctor Oller, presidente de la castellana, también aparecía como otra de las verdaderas conciencias de esta entidad recientemente nacida, Antonio González ‘Meana’, un ex futbolista del Racing de Santander que, conociendo muy de cerca el asunto, ahora se servía de su profesión de abogado para encauzar la verdadera misión del Montepío.

El 22 de diciembre de 1933 fueron aprobados los estatutos de esta entidad por la Dirección de Seguridad y ya entre sus funciones aparecían las de atender a los futbolistas, indemnizar a sus familias; generar pensiones para los jugadores que resulten incapaces de seguir desarrollando este oficio y en última instancia llegar a otorgar jubilaciones. Pronto se quiso incluso extender el público objetivo y no llegar solo a los propios futbolistas sino también al colectivo de los árbitros, los entrenadores y los empleados de un club de fútbol. El lema siempre socorrido era el “hoy por ti, mañana por mí”.

Lo cierto es que estos primeros pensamientos de socorro ante situaciones difíciles y percances y esta solidaridad terminaría cuajando aunque algunos años después en 1948, fecha en la que fue creada la Mutualidad de Previsión Social de Futbolistas Españoles también se dieron dos casos que llegaron a tocar la fibra sensible del mundo futbolístico: el de Alfonso, delantero del Murcia y sobre todo el de ‘Monchu’, Ramón Menéndez Cortina, un jugador asturiano de regional al que tuvieron que amputarle una pierna. Sin embargo, el Montepío claramente fue su antecedente.

Por lo demás, España cumplió en su primer Mundial en 1934. En cuartos de final, el 31 de mayo igualó a uno el primer encuentro ante la anfitriona Italia y forzó el siguiente partido el 1 de junio en el que el combinado español no pudo contar con varias de sus estrellas (Zamora, Lángara…), lesionadas en el anterior envite por la extrema dureza de los transalpinos.

Además, el arbitraje del “designado por el Duce”, colegiado suizo René Mercet, terminó por desencajar a los españoles tras anularles dos goles. El único tanto de Giuseppe Meazza de falta condenó a España y vio cómo Italia iba de forma irremisible camino de una final de un Mundial, tal vez la primera en la que la política y el régimen dictatorial se metió de lleno hasta dentro: la propaganda del fútbol en interés de los anfitriones. “Vencer o morir”, dicen que les dijo el dirigente fascista a los futbolistas antes de saltar al campo para disputar la final ante Checoslovaquia. Salieron vivos.

Razón: Santiago Hidalgo Chacel publica periódicamente en el diario El Norte de Castilla un artículo de opinión de temática deportiva. Algunos de esos artículos junto con otros inéditos serán publicados mensualmente en Vuélcate en su columna Sin perder el norte.
Temática: El primer campeonato federado en forma de liga se disputó en España en 1928-29. El autor ha investigado cómo era el fútbol en esos años 30, las primeras zancadillas, los primeros problemas y soluciones… en una serie que se desarrolla en tres entregas.
PAS: Santiago Hidalgo Chacel. Gerente de la Fundación UEMC.
Especialización: Periodismo deportivo.

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