¿Existen pseudociencias inofensivas? Un dragón en el garaje…

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«En mi garaje vive un dragón que escupe fuego por la boca» Es un dragón invisible, flota en el aire, escupe fuego que no quema, no desprende calor y es incorpóreo. Este es el dragón que planteaba el divulgador y astrónomo Carl Sagan en su libro El mundo y sus demonios. Su analogía para explicar que, una hipótesis que no se puede demostrar falsa no es automáticamente verdadera: “Su incapacidad de invalidar mi hipótesis no equivale en absoluto a demostrar que es cierta.” Con esta reflexión Sagan criticaba los argumentos Ad ignorantiam que emplean diversas pseudociencias. La falacia Ad ignorantiam, también conocida como llamada a la ignorancia, consiste en mantener la verdad o falsedad de una proposición porque no existen pruebas que evidencien lo contrario. Esta forma de argumentar se basa en la ignorancia y no en el conocimiento. Por ejemplo, no puedes demostrar que A no existe, por lo tanto, A existe.

Carl Sagan fue uno de los mayores divulgadores del siglo pasado, sus enseñanzas están vigentes hoy en día y sus reflexiones no deben ser olvidadas. Actualmente, las falacias, las falsas creencias y las pseudociencias llenan nuestra sociedad. Gurús del pensamiento positivo, mejunjes curalotodo y charlatanes incansables aparecen en los medios de comunicación públicos y privados sin el menor pudor. La sociedad, poco formada en pensamiento crítico y conocimientos generales sobre ciencia, absorbe y cree todo lo que dice la pantalla. En este espacio no hay lugar para falacias, para pruebas tergiversadas o para oportunismos canallas que juegan con la salud. Este espacio está dedicado a la ciencia, a las pruebas y a la realidad obtenida de la investigación empírica. Una columna donde la sencillez y la divulgación estarán presentes en cada tema que se trate para intentar acercar la ciencia y seguir con la necesaria tarea a la que Carl Sagan dedicó su vida: la divulgación científica.

¿Existen pseudociencias inofensivas?

Las pseudociencias son aquellas prácticas que se presentan como científicas pero que no siguen el método científico válido, es decir, las falsas ciencias. No aceptan la revisión de expertos fuera de su campo o la crítica, no muestran pruebas fehacientes de las hipótesis que afirman, y piden fe ciega en sus ideas. Si es tan evidente que las pseudociencias son falsedades y charlatanerías, ¿por qué más del 50% de los españoles confía en la acupuntura o la homeopatía?1 Ambas pseudociencia probadas ineficaces en estudios realizados con placebo.

La falsa ciencia está más presente de lo que creemos, hay tantas como gente dispuesta a ganar dinero a costa de la ignorancia o de la esperanza de otras personas. Pero todas comparten ciertos rasgos que las distinguen y que dan la voz de alarma:

  • No aplican métodos objetivos como otras ciencias.
  • Son dogmáticas y sus principios no admiten refutación.
  • Proclaman teorías para las que no aportan pruebas.
  • Son inmutables, no cambian ante nuevos descubrimientos y su máxima autoridad es el fundador de la disciplina.
  • Utilizan un lenguaje incorrecto ante el público y términos cuyo significado no se ajusta a lo establecido.
  • Descalifican las criticas científicas aludiendo a una persecución o a conspiraciones.
  • Se autoproclaman eficaces y exigen reconocimiento científico pero renuncian a demostrar sus hipótesis ante la ciencia.

De vez en cuanto si encendemos la televisión y hacemos zapping nos encontraremos con algún caso de promoción de pseudociencias en canales públicos y privados. ¿Alguien no recuerda a Mariló Montero en TVE? aquí podemos verla hablando de la prevención del cáncer oliendo limones. O un caso mucho más reciente, también de la televisión pública, Javier Cárdenas en Hora Punta promociona la morfopsicología, una pseudociencia que afirma que se puede desvelar la personalidad por la forma del rostro, o difunde falsas relaciones sobre las vacunas y el autismo ¿Cómo no va a creer la gente en charlatanerías si los líderes de opinión las muestran como válidas?

No solo son falsas ciencias que se muestran como válidas si no que pueden ser realmente perjudiciales para la salud. Algunas pseudociencias entran en el terreno de la medicina y alardean de curar enfermedades con sus remedios naturales, milenarios e inservibles. Ninguna de estas charlatanerías es inocua o inofensiva. En el mejor de los casos fomentan un pensamiento mágico que nos hace pensar que la colocación de las estrellas influye en nuestra personalidad o que existe una energía mágica que varía con la colocación de los muebles de una casa. Y en el peor de los casos, causan la muerte de quienes se han fiado de ellas, esperanzados y engañados, para curar una enfermedad terminal, que con la medicina tendrían una oportunidad de curarse, pero con la homeopatía, la acupuntura, el reiki, el biomagnetismo o las flores de Bach, la oportunidad desaparece. No son ciencia, ni medicina y son un peligro para quienes se fían de ellas.

Las pseudociencias son, por desgracia, una realidad cotidiana con la que tenemos que lidiar. Sin embargo, si nos preguntamos más sobre el porqué de las cosas, si buscamos información y no nos conformamos con lo primero que nos dicen y si conseguimos desarrollar un pensamiento más científico podremos ser inmunes a ellas. Al fin y al cabo, la clave está en la curiosidad, parafraseando al divulgador Manuel Toharia, tenemos que ser curiosos como cuando éramos niños. Solo así podremos vislumbrar algo de luz en este mundo de oscuridad lleno de falsas ciencias.

1 Datos sacados de la VIII Encuesta de Percepción Social de la Ciencia 2017 elaborada por el FECYT (Fundación Española para la Ciencia Y la Tecnología)

Razón: La ex alumna de la UEMC María Espinosa escribe una columna sobre ciencia y divulgación llamada Un dragón en el garaje, haciendo alusión a la metáfora más famosa de Carl Sagan. En la columna se tratan temas científicos y divulgativos de una forma sencilla y amena.
Temática: Introducción a la sección y primera columna sobre las pseudociencias y su situación en la actualidad. Las pseudociencias están más presentes de lo que podemos pensar y la falta de cultura científica y unos medios de comunicación irresponsables hacen que tengan cabida en los espacios públicos.
Antiguo alumno: María Espinosa Lorenzo.
Especialización: Grado en Periodismo en la UEMC. Trabajo Fin de Grado: Periodismo científico y homeopatía en la prensa digital generalista española. Especializada en Ciencia y divulgación.
Profesor responsable: Rosa María Arráez Betancort (Dpto. de Ciencias Sociales).

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